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¿La chispa para “la gran guerra”?: Todos los escenarios de Líbano

¿La chispa para “la gran guerra”?: Todos los escenarios de Líbano
Un soldado israelí inspecciona un tanque cerca de la frontera con Gaza. EFE EPA ABIR SULTAN

Tras asesinato de Nasrala, Israel contempla una incursión terrestre en para expulsar a los milicianos de Hezbulá

En la tarde del viernes, el jefe del régimen israelí Benjamin Netanyahu se encargó de despejar todas las dudas –alimentadas, sobre todo, por la diplomacia francesa y estadunidense en su voluntad de frenar la escalada en Líbano en los últimos días–: Israel está decidido a asestar un golpe definitivo a Hezbolá y no está dispuesto a hacer concesión alguna conducente a una eventual tregua, informó el diario español La Razón.
La orden de asesinar al secretario general de Hezbolá, Hasán Nasrala, en su escondite del sur de Beirut y la nueva ronda de bombardeos durante la madrugada y jornada del sábado sobre Dahiyeh –con la intención de destruir parte del arsenal de la organización oculto, según Israel, bajo edificios de viviendas– confirma que, por ahora, nada hará cambiar de opinión a un Netanyahu que cuenta con el apoyo de gran parte de la opinión pública de su país –a diferencia del caso de Gaza– para golpear con más dureza aún a la milicia proiraní.
Y al que la ausencia de una respuesta de Hezbolá a la altura de los golpes sufridos en 10 días negros para la organización, que ha quedado prácticamente descabezada y que ha sufrido una importante merma de sus capacidades militares en el sur y el este de Líbano, le espolea aún más para seguir atacando.
El humo se eleva después de que un bombardeo israelí alcanzara la ciudad de Khiyam, cerca de la frontera entre el Líbano e Israel, en el sur del Líbano, el 19 de septiembre de 2024. EFE/EPA/STR
A juzgar por experiencias pasadas, incluida Gaza, el escenario de una invasión terrestre es el menos favorable para Israel, que sabe que se adentrará en un terreno sembrado de trampas en el que los miles de soldados de Hezbolá contarán con una previsible ventaja por el conocimiento del montañoso sur libanés.
Pero los mandos militares israelíes saben que solo la entrada –como en Gaza– en la zona le permitirá reducir lo suficientemente la amenaza como para permitir el regreso de las decenas de miles de familias desalojadas del norte de Israel, objetivo anunciado por Netanyahu en varias ocasiones.
Aunque nadie duda de que Hezbolá seguirá lanzando cohetes y misiles hacia suelo israelí, como ha venido haciendo en los últimos 11 meses y, con mayor intensidad, coincidiendo con la última escalada, la gran pregunta es si la milicia está dispuesta a hacer uso de las armas más sofisticadas de un arsenal que Israel no subestima.
La posibilidad de que una salva de proyectiles lanzados desde el sur de Líbano fuera capaz de superar el sistema antimisiles israelí y provocar daños de envergadura en ciudades o zonas urbanas aboca a la milicia y Líbano a un escenario de guerra total de horizonte desconocido.

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