La Policía Nacional con armas de guerra invadió su casa durante un allanamiento, luego de cuestionar la sucesión “dictatorial” de su hermano
El exjefe del Ejército de Nicaragua Humberto Ortega se declaró un “prisionero político” del régimen que preside su hermano, Daniel Ortega, y su cuñada, Rosario Murillo, según lo indica un audio que dejó en vida y que fue divulgado este martes, en el que advirtió sobre su muerte por “todo el estrés” de su “prisión injusta”, informó la agencia EFE.
“Urgente. Soy el general de Ejército retirado Humberto Ortega Saavedra. Hoy domingo (9 de junio de 2024) cumplo tres semanas de estar prisionero político en el régimen de casa por cárcel”, dijo el exjefe militar en el audio, difundido por la plataforma nicaragüense Confidencial, en la que alertó sobre la gravedad de su salud y demandó su libertad.
“Me suspendieron todas mis libertades. Igualmente a mi pareja, Angélica (Chavarría)”, continuó en el audio que grabó a Confidencial Humberto Ortega, fallecido el lunes de un paro cardíaco a la edad de 77 años.
Denunció que “decenas de unidades y tropas especiales de la Policía Nacional con armas de guerra” invadieron su casa, clausuraron su unidad de protección e incautaron sus medios de comunicación durante un allanamiento el 19 de mayo, luego de que cuestionara la sucesión “dictatorial” de su hermano.
Aseguró que su jefe de escoltas, el coronel retirado Johnson Laínez y su esposa, fueron “dados por desaparecidos”, y que a él le impidieron las visitas, incluyendo las de sus familiares cercanos.
“Estoy totalmente aislado, sin teléfono, computadora, radio o televisión. Este teléfono que empleo lo tengo escondido para emergencias”, explicó.
En una entrevista al medio argentino Infobae, publicada el pasado 19 de mayo, el general retirado consideró que el poder “dictatorial” de Daniel Ortega, próximo a cumplir 79 años y en el poder desde el 2007, no tiene sucesores adecuados.
Ni su esposa, Rosario Murillo, ni ninguno de sus hijos, y que ante una eventual ausencia o muerte quedará un gran vacío de poder, por lo que se debe convocar a elecciones.
Después de criticar la sucesión “dictatorial” y tras allanar su casa, donde fue recluido, Ortega y Murillo declararon “traidor a la patria” al general retirado durante un acto oficial transmitido en cadena de televisión, y en presencia de la jefatura del Ejército y la Policía.
En su audio de denuncia, Humberto Ortega advirtió que le impidieron continuar su tratamiento médico en el hospital privado Vivian Pellas, en Managua.
“Mi condición de salud está muy precaria, y hace unas horas más, por lesiones que han brotado y amenazan en mis piernas, infección que se podría extender a mi corazón”, dijo.
“Todo el estrés que mi prisión injusta multiplica, puede producir un desenlace fatal en cualquier instante”, avisó.
Quien fuera uno de los estrategas de la insurrección armada contra la dictadura de Anastasio Somoza Debayle en 1979, aseguró que su hermano, el presidente Ortega, tenía “en sus manos la solución inmediata para la libertad incondicional de mi persona”.
Su liberación, opinó, “ayudaría en la rápida mejoría de la situación general de Nicaragua para que busquemos el acercamiento, la reconciliación, los acuerdos que sean necesarios para el bienestar y provecho de cada uno de nosotros los nicaragüenses”.
Confidencial explicó que el audio quedó bajo su resguardo por voluntad de Humberto Ortega para proteger la seguridad de sus comunicaciones.
Dos días después, Confidencial reveló que en la noche del 11 de junio, el general en retiro fue trasladado de emergencia al Hospital Militar con síntomas de un infarto cardíaco, y fue ubicado en una sala del cuarto piso de ese centro hospitalario, donde permaneció bajo aislamiento total hasta el día de su muerte.
Asimismo, la plataforma alertó que se desconoce el paradero de Angélica Chavarría, la pareja sentimental de Humberto Ortega, “que lo acompañó durante más de tres semanas en su casa, también bajo arresto domiciliario, y quien hoy se encuentra en condición de desaparición forzosa”.