El magnate, que prometió sortear $1 millón diarios, no se presenta ante el tribunal de Filadelfia
Hay muchas cosas que se pueden comprar con dinero, pero las elecciones presidenciales de un país no están entre ellas, a pesar de que el multimillonario Elon Musk lo esté intentado con las estadunidenses, informó el diario español El Periódico.
Con el objetivo de impulsar la campaña electoral de Donald Trump, el propietario de Tesla prometió dar $1 millón diariamente a personas seleccionadas al azar que hubieran firmado un documento en el que se comprometían a apoyar la libertad de expresión y el derecho a las armas, una iniciativa electoral que rozaba la ilegalidad.
La Fiscalía de Filadelfia demandó al magnate asegurando que ¨estaba indiscutiblemente violando leyes específicas de Pensilvania¨, y un juez había citado a las partes para una primera audiencia. Musk, acostumbrado a ser el quien da las órdenes, desafió al sistema legal y no se presentó a la vista, arriesgándose a que la justicia lo acuse de desacato.
Sin embargo, se podría decir que la jugada no le fue del todo mal, porque el magistrado ha decidido que de momento la demanda no avanzará, lo que deja la puerta abierta para que Musk siga regalando cheques hasta después de las elecciones.
El hombre más rico del mundo hizo público su apoyo a Trump poco después del primer intento de asesinato contra el republicano, desde entonces se ha sumado a los agresivos mensajes de su líder contra la inmigración ilegal y se ha mostrado fuertemente en contra de las ¨fronteras abiertas¨.
A pesar de haber vivido un pasado de complicaciones migratorias, el magnate de 53 años ya ha invertido más de $119 millones en la causa `trumpista´ a través de su organización América PAC, convirtiéndose en el mayor donante de la carrera electoral.
Se ha sumado a la fuerte retórica antiinmigrante del expresidente acusando a Kamala Harris de ¨importar votantes¨. Pero su inversión en la campaña republicana no irá a parar a fondo perdido. Si Trump ganas las elecciones el próximo 5 de noviembre, Musk quiere su parte del premio, que básicamente pasa por aprobar políticas que favorezcan sus negocios, que como muchas otras tecnológicas, se han visto afectados por las medidas gubernamentales impuestas por los demócratas los últimos cuatro años para luchar contra el cambio climático.