Se jugaba la inmunidad o la amenaza de la cárcel, ¿qué pasará con sus casos pendientes con la justicia?
Donald Trump ya era el primer expresidente de Estados Unidos declarado culpable por delitos penales y ahora será el primer delincuente condenado que gana la Casa Blanca. Con estas elecciones, el candidato republicano se jugaba algo más que la presidencia del país: La inmunidad o la amenaza de la cárcel, informó el diario español La Razón.
El pasado 30 de mayo, un jurado popular de Nueva York declaró a Trump culpable de 34 cargos penales por haber comprado el silencio de la actriz porno Stormy Daniels, con quién habría mantenido relaciones sexuales.
Esa maniobra ilegal se produjo antes de las elecciones de 2016, que Trump terminó ganando. Su sentencia se retrasó al próximo 26 de noviembre para evitar “cualquier apariencia, por inmerecida que sea, de que el procedimiento ha sido afectado o busca afectar a las elecciones presidenciales”, según dictaminó juez Juan Merchan.
Eso hace que Trump pueda ser sentenciado a una pena de prisión siendo ya presidente electo de Estados Unidos, si bien es improbable.
El próximo iniquilino del Despacho Oval podría usar sus renovados poderes presidenciales para bloquear los otros tres casos penales a los que se enfrenta.
Conspiración para anular su derrota en el 2020
La Fiscalía federal ha imputado cuatro cargos penales contra Trump por tratar de anular su derrota en las elecciones presidenciales del 2020. Entre ellos, destacan el de conspiración para defraudar a Estados Unidos y el de obstrucción de un procedimiento oficial. En total, los cuatro delitos acarrean penas que superan el máximo de 35 años de prisión.
La acusación, liderada por el fiscal especial Jack Smith, alega que el entonces presidente presionó a funcionarios para que negasen los resultados que favorables a Joe Biden, difundió mentiras sobre un falso fraude electoral y trató de usar la insurrección violenta de sus seguidores contra el Capitolio para mantenerse en el poder.
En agosto, el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, aceptó un recurso de Trump y dictaminó que los presidentes gozan de inmunidad penal. Por ahora, no está claro si habrá juicio.
Conspiración en Georgia
A Trump también se le acusa de conspirar criminalmente para anular su derrota electoral en Georgia en el 2020. Cuando se percató de que Biden le había ganado por la mínima, el entonces presidente llamó al principal funcionario electoral del estado, pidiéndole que “encontrara 11,780 votos”.
Por eso, se le imputaron 13 cargos penales, que han sido reducidos a 10, entre ellos por crimen organizado, que conlleva penas máximas de 20 años de cárcel. Otras 18 personas están acusadas.
Trump y los abogados republicanos han tratado de desacreditar a Fani Willis, la fiscal del condado de Fulton que lleva el caso. A partir del 5 de diciembre, un tribunal de apelaciones de Georgia deberá decidir si permanece al frente de la investigación o si se la aparta. Como resultado, el juicio ha sido paralizado y no se produciría hasta después de la investidura presidencial de Trump, prevista para el 20 de enero del 2025. Aun así, Willis fue reelegida ayer como fiscal.
Ese caso es particularmente complicado para Trump, pues al ser estatal no podría utilizar sus poderes presidenciales para autoindultarse.
Manipulación indebida de documentos clasificados
El tercer caso penal que pende sobre Trump es la acusación por manipular en forma indebida documentos clasificados de la Casa Blanca que se llevó a su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, tras dejar el cargo.
Además, la investigación también apunta a que obstruyó los esfuerzos del FBI por recuperar esos archivos. En total son ocho cargos que podrían superar los 30 años de cárcel de pena máxima.
El caso fue desestimado por una jueza de Florida el pasado 15 de julio, que argumentó que Smith fue designado ilegalmente fiscal especial, una importante victoria para Trump.
Sin embargo, este apeló la decisión, abocando al caso a un limbo jurídico de futuro incierto. Trump y sus abogados lograron aplazarlo hasta después de las elecciones presidenciales. Aunque no está claro cuánto tiempo tardará en resolverse la impugnación, una presidencia trumpista podría terminar de sepultar el caso.
Despedir a fiscal que le investiga
En su búsqueda de poder casi absoluto, Trump ya ha avisado sin tapujos de que usará sus poderes presidenciales para indultarse a sí mismo y poner fin a las investigaciones que siguen abiertas contra él.
“Le despediría en dos segundos”, dijo hace dos semanas en referencia a Smith, que la lidera la instrucción de los casos relacionados con los esfuerzos trumpistas por anular los resultados electorales del 2020 y por la presunta posesión no autorizada de documentos clasificados.