Pelosi echa la culpa a Biden mientras que Bernie Sanders cree que el partido se ha olvidado de la clase obrera
El ajuste de cuentas ha comenzado dentro del Partido Demócrata después de que el mapa político de Estados Unidos se pintara de rojo el pasado 5 de noviembre tras la aplastante victoria electoral de los republicanos, guiados por el impulso populista de Donald Trump, quien ha prometido misiones casi imposibles como lanzar un masivo plan de deportación de migrantes irregulares o terminar con las guerras en Ucrania y Gaza en un día, informó el diario español La Razón.
Muchos aseguran que si el presidente en funciones, Joe Biden, se hubiese retirado de la contienda en enero, bien sea por decisión suya o porque demócratas como el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, lo retaran a una carrera por la nominación, quizás el partido habría tenido mayor tiempo de ajustar su mensaje de campaña para enfrentar a Trump.
Esa tesis es compartida por la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, considerada una de las arquitectas de la jugada de presión que terminó implosionando la salida de Biden.
Otros culpan directamente a Kamala Harris por ser una candidata impopular desde el principio. Incluso las encuestas marcaban que sus números de aprobación eran menores a los del propio Biden, algo que ya era difícil de superar, y que en tres meses era una tarea imposible a pesar de la pomposa campaña que se realizó con el apoyo de celebridades y grandes donantes.
Y es que a pesar de que la campaña del magnate neoyorquino estuvo abrazada de su calendario judicial por delitos graves, los demócratas no fueron capaces de identificar que su argumento de “Trump es un peligro para democracia” no estaba funcionando, lo que aceleró una pérdida de terreno para los demócratas en casi todas las minorías del país, dejando caer el mito de que los latinos o afroamericanos votan azul de manera automática.
Los comicios presidenciales fueron el resultado de una tormenta perfecta que alineó, por un lado, el éxito de la retórica trumpista de que el expresidente era un perseguido político del Departamento de Justicia bajo las órdenes de Biden.
Luego, esa idea de correr una campaña basada en el argumento de que un criminal convicto no podía llegar a la Casa Blanca, en lugar de enfocarse en lo que los sondeos estaban marcando como asuntos de mayor importancia para los votantes: La economía y la crisis migratoria. Y finalmente, el sentimiento generalizado de que estaban siendo condescendientes en la manera en que abordaban al elector.
Otros han resaltado las posiciones tibias frente a las protestas universitarias por la guerra en Gaza, que de trasfondo tenían simplemente el miedo a perder a sus votantes más hacia la izquierda.
Una de las voces consideradas más de izquierda en el partido, Bernie Sanders, dijo que la razón de la derrota era precisamente porque los demócratas se han olvidado de “la base fundacional del colectivo”, en referencia al hombre trabajador de clase media que pertenece a los sindicatos.
El partido debe buscar una reinvención pronto porque en solo dos años vendrán las elecciones de mitad de mandato y es una oportunidad para pintar un poco de azul un mapa que actualmente es casi absolutamente rojo.