El documento afirma “el derecho palestino a la autodeterminación”, y el G20 reiteró su compromiso “inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados
Los líderes del G20 aprobaron por consenso la declaración final de la cumbre se llevó a cabo en Río de Janeiro bajo rigurosas y omnipresentes fuerzas de seguridad.
Luiz Inacio Lula da Silva se anotó una victoria política porque dos de sus principales iniciativas, la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, y el gravamen a los “superricos” no quedaron en el camino, informó el diario español El Periódico.
El texto definitivo, de 22 páginas y 85 párrafos, cuidadosamente negociados por la diplomacia brasileña, en calidad de anfitriona, no estuvo exento de idas y venidas.
“Nos mantenemos unidos en apoyo de un alto el fuego completo en Gaza, de acuerdo con la Resolución 2735 del Consejo de Seguridad de la ONU, y en Líbano, que permita a los ciudadanos regresar con seguridad a sus hogares a ambos lados de la Línea Azul”, coincidieron los presidentes y jefes de Estado.
A la vez expresaron su “profunda preocupación” por la “catastrófica” situación humanitaria en esas dos zonas del conflicto en Medio Oriente. Israel no es nombrado en esas páginas.
Los líderes consideraron además “urgente necesidad de ampliar el flujo de ayuda humanitaria” y reforzar la protección de los civiles.
Tras afirmar “el derecho palestino a la autodeterminación”, el G20 reiteró su compromiso “inquebrantable con la visión de la solución de dos Estados, en la que Israel y un Estado palestino vivan uno al lado del otro, en paz, dentro de fronteras seguras y reconocidas, en consonancia con el derecho internacional y las resoluciones pertinentes de la ONU”.
Los 20 países que representan el 85% del PBI global reafirmaron que todos los Estados deben actuar de manera coherente con los Propósitos y Principios de la Carta de la ONU en su totalidad y en ese sentido “abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza para tratar de obtener territorio contra la integridad territorial y la soberanía o independencia política de cualquier Estado”.
Los documentos buscaron otro equilibrio. La cuestión ucraniana ocupó parte de las negociaciones más urticantes.
A última hora, dijo el diario carioca ´O Globo`, se incluyeron “dos palabras en dos párrafos diferentes” que permitieron superar escollos. El G20 afirmó, sin nombrar a Rusia, “que todas las partes deben cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional, incluido el derecho internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos, y en este sentido condenamos todos los ataques contra civiles e infraestructuras”.
La última palabra fue clave, y aludió a los últimos ataques ordenados desde Moscú. El noveno párrafo también necesitó del adverbio “específicamente” para recordar las discusiones de la cumbre anterior en Nueva Delhi sobre Ucrania, donde se destacó “el sufrimiento humano y los impactos negativos adicionales de la guerra sobre la seguridad alimentaria y energética mundial, las cadenas de suministro, la estabilidad macrofinanciera, la inflación y el crecimiento”.
Brasil logró encauzar una de sus propuestas medulares, la de un impuesto a las más grandes fortunas del planeta.
El texto sostiene que si bien “la soberanía fiscal” debe ser “respetada plenamente”, el G20 trata de “cooperar” para que “los grandes patrimonios sean efectivamente gravados”.
La mencionada cooperación “puede incluir el intercambio de buenas prácticas, el fomento del debate sobre los principios fiscales y el desarrollo de mecanismos contra la evasión fiscal, incluida la lucha contra las prácticas fiscales potencialmente perjudiciales”.
De seguido, la declaración subraya que “no habrá sostenibilidad ni prosperidad sin paz”. Para “cosechar los beneficios de nuestros esfuerzos conjuntos” y “promover el desarrollo sostenible en todas sus dimensiones -social, económica y medioambiental- necesitamos equipar mejor al mundo con una gobernanza global reformada”.