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"El verdadero triunfo en la vida es levantarse y volver a empezar", afirma expresidente Mujica

"El verdadero triunfo en la vida es levantarse y volver a empezar", afirma expresidente Mujica
El expresidente de Uruguay, José Mujica, durante una entrevista con EFE en Montevideo (Uruguay). Foto: EFE, Sofía Torres.

Las nuevas generaciones escuchan menos, aunque no por culpa de ellos, sino “de una realidad que no les permite soñar”

El expresidente uruguayo José Mújica, considerado uno de los principales referentes políticos latinoamericanos de las últimas décadas, lanza a sus casi 90 años un mensaje a la juventud, a la que, en una entrevista con EFE, insta a no sentirse “quebrada” y saber reponerse ante los fracasos: “El verdadero triunfo en la vida es levantarse y volver a empezar”.

“Le pido a la gente joven que no se sienta quebrada, que el verdadero triunfo en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae en todos los órdenes: en el laburo, en el amor y en la esperanza”, asegura Mújica, quien en la actualidad se recupera del tratamiento de radioterapia al que ha sido sometido por el cáncer de esófago que padece.

A su juicio, las nuevas generaciones escuchan menos, aunque no por culpa de ellos, sino “de una realidad que no les permite soñar”.

“Cuando se es joven se necesita un poco de utopía, creer en algo. El mundo de hoy no motiva a los jóvenes. Se pierden en el consumismo atroz o frecuentemente se pierden en la soledad”, señala.

 

el expresidente de Uruguay, José Mujica, y su esposa Lucía Topolansky durante una entrevista con EFE en Montevideo (Uruguay). José “Pepe” Mujica, ronda los noventa años y hoy se recupera de una batalla contra el cáncer. Foto: EFE,  Sofía Torres.

 

Ahora, continúa, la juventud no tiene sueños más que cambiar un automóvil, comprar alguna cosa nueva o seguir pagando cuotas. “Y como no te alcanza, porque el mercado te va a ofrecer siempre novedades, tienes que inventar trabajos, porque necesitas ganar más para pagar el consumo que estás haciendo por la sociedad consumista. Y se te va la vida”, afirma.

“Si te consagras en un pagador de cuentas por vivir a crédito y te comes todos los versos de la sociedad consumista, vas a ser muy útil para la acumulación de capital, pero no te va a quedar tiempo para vivir tu vida”.

Mujica, quien gobernó en Uruguay entre el 2010 y el 2015, recibe a la agencia EFE en su chacra de Rincón del Cerro, una modesta finca rural situada en las afueras de Montevideo donde vive con su esposa, Lucía Topolansky, ex senadora y exvicepresidenta y, al igual que Mujica, miembro del Frente Amplio.

Fue guerrillero, senador y presidente de Uruguay, el país menos poblado de Hispanoamérica, pero su proyección política tiene alcance mundial. Su sencillez, austeridad y coherencia le han situado como un referente político, especialmente entre las nuevas generaciones.

 

 

Para mí, la vida es la aventura de las moléculas. Venimos de la nada y vamos a la nada. La aventura es el cacho este que estamos vivos. Pero como es algo cotidiano no le solemos dar el valor que tiene y en realidad es la cosa más valiosa de todo lo que podemos tener”, reflexiona.

 

 

Con su característico hablar ponderado, Mujica medita acerca de la existencia y cuenta que está recuperando la salud lentamente.

“La voy llevando. Me llevó más tiempo de lo que pensábamos. Estoy mejor, pero todavía me va a llevar dos o tres meses” dice refiriéndose al tumor de esófago que le fue detectado el 29 de abril.

Tratado en Uruguay, pese a que le ofrecieron hacerlo en diferentes países del mundo, indica que en el sanatorio fue atendido “como un rey”, pero que él prefiere estar en su casa, rodeado de sus amigos. “Eso no tiene precio”, sentencia.

Pese a lo vivido en el último tiempo, “Pepe” Mujica recalca que es feliz y sostiene que la vida es generosa con él.

El expresidente hace hincapié en la importancia del amor y de “dejarle tiempo a la vida”.

 

 

No hay cosa más importante que el amor, pero por lejos. Hay que reverenciarlo, hay que cuidarlo. Y cuando se es viejo, el amor sigue existiendo, pero ya no es la fogata que era, sino una dulce costumbre, un compañerismo, una forma de huirle a la soledad, que es tal vez es el mayor castigo”, reflexiona.

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