La injerencia rusa marca las elecciones legislativas de este domingo en Bucarest mientras Tiflis vive otra jornada de protestas europeístas
Rumanía acude este domingo a las urnas bajo la alargada sombra de Moscú y justo después de que en la primera ronda de los comicios presidenciales del pasado fin de semana se impusiera por sorpresa el candidato prorruso y anti OTAN, Calin Georgescu, informó el diario español La Razón.
Hasta ahora, el país ha sido un aliado fiel de Ucrania desde que comenzó la invasión rusa en febrero del 2022, pero todo podría cambiar. Rumanía no es el único quebradero de cabeza para Bruselas.
Georgia ha suspendido por cuatro años sus negociaciones para incorporarse a la Unión Europea, después de que el partido Sueño Georgiano ganara las elecciones el pasado 26 de octubre.
La oposición pro-occidental no reconoce los resultados y acusa al partido en el poder de haber comprado votos y presionado a electores. La suspensión de las negociaciones de la adhesión ha desatado una oleada de protestas que han recorrido todo el país.
En esta ocasión, los rumanos deben elegir al nuevo parlamento encargado de nombrar al primer ministro y todo indica que la tendencia del país hacía la derecha se consolida.
Según la encuesta realizada por Atlans Intel, el partido nacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos (al que perteneció en el pasado Georgescu) podría ganar el 22% de los votos, seguido muy de cerca por el partido socialista que aglutinaría hasta el 21% de lo sufragios.
En caso de que AUR gane las elecciones, parece casi seguro que deba formarse un gobierno de coalición en el que las fuerzas consideradas de extrema derecha SOS Rumanía y el Partido de los Jóvenes pueden convertirse en llaves de gobierno. Si este pronóstico no se cumple, parece difícil que los partidos denominados convencionales y en el centro político quieran votar con fuerzas consideradas de extrema derecha.
Así que también es muy posible que el nuevo Ejecutivo de Rumanía, el sexto país en población de la Unión Europea, quede en minoría y, por lo tanto, abocado a la inestabilidad.
Puede que todas estas predicciones queden en papel mojado, ya que en las pasadas elecciones presidenciales los vaticinios de las encuestas fracasaron estrepitosamente, debido a que otorgaron el vencedor de la primera vuelta tan solo un 5% de votos. El hecho de que Georgescu basara toda su campaña electoral en las redes sociales, en concreto en tik tok, y que este contenido no apareciera señalizado como contenido político, ha hecho que muchas miradas se hayan dirigido al Kremlin en los últimos días.
Esas sospechas han originado que el Tribunal Constitucional de Rumanía haya pedido a la Oficina Electoral Central el recuento de los votos y que el alto tribunal del país esté estudiando dos recursos que piden la anulación de los resultados.
Georgescu ni siquiera ha participado en los debates electorales televisados al no haber sido invitado. Una estrategia que ha levantado muchas sospechas sobre la financiación de su campaña.