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Penpa Tsering, presidente del parlamento del Tíbet en el exilio: "Sufrimos un genocidio cultural"

Penpa Tsering, presidente del parlamento del Tíbet en el exilio: "Sufrimos un genocidio cultural"
etratos al presidente del Parlamento del Tíbet en el exilio, Sikyong Penpa Tsering. Foto: ZOWY VOETEN | EPC.

Viaja seis meses viajando por el mundo creando conciencia en la comunidad internacional acerca de la situación del Tíbet por la ocupación de China

El Tíbet, conocido por sus ciudadanos como “el hogar celestial rodeado de cordilleras nevadas”, “el tercer polo” o “el techo del mundo”, fue ocupado por China en 1950 y desde entonces es una región autónoma dentro de la República Popular China.

Las organizaciones de derechos humanos han denunciado durante años la represión y asimilación forzosa que Pekín ejerce sobre los tibetanos. Actualmente, cerca de 150,000 de ellos viven en el exilio, principalmente en la India, y la diáspora tibetana se extiende por más de 25 países.

Penpa Tsering es el Sikyong o presidente electo del parlamento tibetano en el exilio, encargado de gestionar la relación entre la comunidad emigrada y la Administración Central Tibetana.

Tsering atiende al diario español El Periódico durante una reciente estancia en Barcelona para dar una charla a la comunidad tibetana y una conferencia en la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universitat Ramon Llull-Blanquerna.

 

Retratos al presidente del Parlamento del Tíbet en el exilio, Sikyong Penpa Tser. Foto: ZOWY VOETEN | EPC.

 

¿Cómo es la situación actual de los tibetanos bajo el régimen chino?

Estamos sufriendo una muerte lenta. No es algo drástico, pero con los años, las políticas chinas tienen como objetivo exterminar la identidad tibetana: su lengua, religión, cultura, forma de vida, la protección de su entorno y demás. No diría que es un genocidio en el pleno sentido de la palabra, pero definitivamente es un genocidio cultural lo que está ocurriendo en el Tíbet.

¿Y por qué China quiere el control total del Tíbet?

Cuando comenzaron a invadir el Tíbet en 1950, la historia era un poco distinta. Pero, por supuesto, la inmensidad del Tíbet, que era una tierra inexplorada y con muchos recursos, pudo ser una razón. Otra razón podría ser la posición geográfica del Tíbet, cercano a otros países. Además, está la ambición de China de ser el Reino del Medio y colonizar otras áreas. Hoy en día, los minerales y los recursos naturales del Tíbet son importantes. Si China va hasta América Latina y África por recursos, ¿por qué no ocupar el Tíbet?

¿Cuáles son los desafíos que enfrentan los tibetanos tanto en el exilio como en territorio chino?

China es muy poderosa, es una nación enorme de 1,400 millones de personas y con un régimen autocrático, así que oponerse a ellos es un gran desafío. Pero no les tenemos miedo.

Otros países le temen más de lo que nosotros lo hacemos, aunque somos los que sufrimos directamente bajo su régimen. El reto es si hay alguna forma de revertir lo que el Gobierno chino está haciendo al Tíbet, a los uigures, a los mongoles, a los manchúes o a los hongkoneses. Al final, todos somos seres humanos. Unos pocos no pueden decidir por miles de millones.

Su propuesta para solucionar el conflicto es tomar ‘el camino del medio’. ¿Qué significa eso?

Es un concepto budista que busca encontrar la resolución de un conflicto teniendo en cuenta las polaridades. En este caso, el punto medio entre un Tíbet independiente y un Tíbet ocupado y oprimido es una región autónoma dentro de China.

Este enfoque fue comunicado al Gobierno chino durante las nueve rondas de diálogo del 2002 al 2010, pero siempre encuentran excusas, diciendo que nuestra propuesta es semiindependencia o independencia disfrazada. Para aclararlo, habría que negociar.

¿Qué papel debería tener la comunidad internacional en el conflicto del Tíbet?

Sobre la causa tibetana tenemos que crear más conciencia, más comprensión de lo que está sucediendo allí para que podamos obtener más apoyo internacional y presionar a China para que venga a negociar con los tibetanos y encontremos alguna solución.

Pero a nivel internacional, creo que es muy importante entender las motivaciones de China. La única manera no violenta de enfrentarse a China es darle menos negocio. Si China no tuviera todas estas reservas de divisas, entonces tendría que escuchar. Y si Occidente no defiende sus valores, entonces China nunca los respetará.

Mirando al futuro, ¿hay alguna esperanza para la causa tibetana?

Somos budistas. Creemos en la impermanencia, el cambio es la única constante. China tendrá que cambiar. No hay otra opción. Xi Jinping sigue hablando sobre el ascenso y caída de los imperios y lo que está haciendo en China ahora mismo es acelerar la caída del Partido Comunista.

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