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Acuerdo MERCOSUR-Unión Europea ante una nueva encrucijada

Acuerdo MERCOSUR-Unión Europea ante una nueva encrucijada
El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Omar Paganini, asiste a la reunión de ministros de Relaciones Exteriores y de Finanzas del Mercosur en Montevideo (Uruguay). EFE/ Federico Gutiérrez

La Unión Europea debe concretar nuevos acuerdos comerciales para diversificar aliados y riesgos, y así rebalancear el campo geopolítico

A raíz del nuevo impulso por finalmente concluir el esperado acuerdo entre el MERCOSUR y la Unión Europea, el tema ha retornado a la palestra pública. ¿Qué factores impulsan la búsqueda de cerrar el acuerdo? ¿Cúales son las trabas? ¿Cuáles son los posibles escenarios?, se pregunta el diario español El Periódico.

El MERCOSUR y la Unión Europea alcanzaron un “acuerdo en principio” sobre el pilar comercial de un Acuerdo de Asociación en junio del 2019, así como un acuerdo sobre el pilar político y de cooperación al año siguiente.

Su anuncio provocó una fuerte oposición en Europa, a partir de la conformación de una coalición contraria, compuesta por productores agrícolas y activistas medioambientales.

A los primeros, históricamente opuestos por consideraciones distributivas, se sumaron las preocupaciones de los segundos por el impacto de un acuerdo sobre el cambio climático, alentadas por las políticas del gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil respecto a la deforestación en la Amazonia.

Sin embargo, a partir de finales del 2022, distintos factores se combinaron para dar un nuevo impulso geopolítico al acuerdo.

En el marco de la geopolitización o giro geoeconómico de la política comercial de la Unión Europea, la Comisión Europea argumentó que en un contexto de retorno de la guerra a Europa dado por la invasión de Rusia a Ucrania, los aprendizajes derivados de la falta de insumos durante la pandemia del Covid-19, las crecientes tensiones geopolíticas entre Occidente y China, y el retorno de Trump a la presidencia de Estados Unidos, la Unión Europea precisaba concretar nuevos acuerdos comerciales para diversificar aliados y riesgos, y así rebalancear el campo geopolítico.

 

 

Bandera de Mercosur.

 

En ese marco, facilitado por el retorno de Lula a la presidencia de Brasil, la Comisión procuró negociar algunas garantías adicionales en materia ambiental con miras a aplacar la oposición de la sociedad civil europea.

Sin embargo, lo acordado entre el Mercosur y la Comisión Europea se encontró con un viejo escollo: La oposición agrícola europea.

A diferencia de los ‘perdedores distributivos’ del MERCOSUR, es decir la mayoría de los sectores industriales de Brasil y Argentina, que pasaron progresivamente de una postura de oposición a otra de apoyo (en Brasil) o de aceptación pasiva (en Argentina), los productores agrícolas europeos continúan movilizados en contra de un acuerdo.

Como consecuencia, los países con sectores agrícolas poderosos, con Francia a la cabeza, han mantenido su rechazo.

A inicios del 2024, las fuertes movilizaciones agrícolas que paralizaron Europa congelaron la posibilidad de concretar el acuerdo. Posteriormente, las elecciones al Parlamento Europeo de junio tuvieron el mismo efecto.

Como reconoció entonces el negociador jefe de la Comisión, Rupert Schlegelmilch, “ahora mismo estamos trancados, para ser honestos, por las elecciones europeas y las protestas de agricultores en Europa”.

Pasadas las elecciones europeas, la Comisión ha retomado la iniciativa para finalmente sellar el acuerdo. La meta, según ha transcendido, es poder realizar un anuncio durante la Cumbre del MERCOSUR que se lleva a cabo en Uruguay.

Dicho eso, al impulso de nuevas manifestaciones agrícolas en Francia, el gobierno francés, con el apoyo abrumador del sistema político de dicho país, ha ratificado una vez más su rechazo al acuerdo. Así, la batalla continúa.

Ante esta situación, cabe preguntarse cuál será la suerte del acuerdo. Una forma de aproximarse a la respuesta viene dada por las reglas que regulan su eventual aprobación en la Unión Europea. En la legislación europea, el Acuerdo de Asociación con MERCOSUR tiene un carácter ‘mixto’, es decir que combina competencias comunitarias con otras que se mantienen a nivel de los Estados miembros.

Así, la aprobación del pilar comercial requiere de dos elementos. En primer lugar, que la Comisión avance incluso a pesar de la oposición frontal de Francia, lo cual representaría un quiebre con la práctica histórica de la Unión en lo referente a los acuerdos comerciales. Y en segundo lugar, que Francia no logre ensamblar una minoría de bloqueo.

Históricamente, la posición francesa ha sido acompañada por otros países con fuertes comunidades agrícolas como Irlanda y Polonia, los cuales no obstante no serían suficientes para alcanzar el umbral mencionado.

Sin embargo, debido al fortalecimiento del reclamo de los productores agrícolas italianos, representantes del gobierno italiano, país tradicionalmente favorable al acuerdo, han señalado que podrían unirse a la coalición liderada por Francia.

De esa manera si se configuraría una minoría de bloqueo. En suma, el despeje de estas dos variables terminará definiendo la suerte del acuerdo en Europa y, así, la posibilidad o no de su concreción.

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