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Así será la vida del dictador Bashar al Asad en Rusia

Así será la vida del dictador Bashar al Asad en Rusia
El exdictador de Siria, Bashar al Asad, en una fotografía de archivo. EFE/Lucas Dolega

Dejó a Siria devastada mientras enviaba dinero a Moscú donde están sus tres hijos y su esposa, allí tiene una fortuna de unos $60,000 millones

Nueve días después de abandonar Damasco, el exdictador sirio Bashar al Asad reapareció en Moscú para explicar la huida. El sábado 7 de diciembre, cuando tenía a las tropas rebeldes de la Organización para la Liberación del Levante respirándole en la nuca, se fue del palacio, informó el medio digital Las 2 Orillas.

Vladimir Putin, su amigo desde las épocas de su padre Hafez al Asad, le había aconsejado salir de inmediato, porque no le iba a dar respaldo militar. Lo que le dio fue un refugio que llamaron “humanitario”.

En Moscú Bashar tenía el resto de la familia y una monumental fortuna, que sumando los más cercanos puede llegar a más de $60,000 millones.

Salió a la carrera como lo demuestran los restos de comida y una costosa maleta Louis Vuitton a medio empacar. En el inmenso garaje quedaron 349 Ferrari F50 de $5.2 millones cada uno, Lamborghinis y Aston Martins.

 

Al Jolani, el líder islamista que ha ganado la batalla a Bachar al Asad. EFE.

Bashar se fue a una base militar rusa, según sus declaraciones del lunes. Después, en vuelo rasante para eludir radares tomó rumbo a Moscú. Se hubiera querido ir a Dubai, pero los emiratíes lo miraron con displicencia, era un huésped engorroso cuando están luchando por lavar la imagen.

En Moscú ya estaba su esposa Asma, nacida en Londres de una familia de Homs, aquejada de leucemia, y los tres hijos del matrimonio, Hafez, de 24 años, Karim, de 21, y Zain la jovencita de 22.

Asma, la bella ex primera dama de Siria a punto de cumplir 50 años, con quien se casó en diciembre de 2000, iba a ser banquera, y es quien pone el glamur y lo secunda en todos los momentos. Sus padres, Fawaz Akhras, cardiólogo, y Sahar Akhras, diplomática, dejaron Londres para acompañarles.

Moscú no tiene el clima de Damasco donde se producen los mejores higos del mundo, sino un frío inclemente en invierno, pero el exdictador tiene la seguridad de la antigua KGB que le proporciona Putin y un exilio que algunos de sus antiguos colaboradores consideran “vergonzoso”.

Los lazos de los Asad con Rusia desde los tiempos de la URSS van más allá de la geopolítica. En el 2019, el Financial Times publicó una investigación que revelaba que la familia Asad posee más de dos decenas de apartamentos en el barrio Moscow City, el distrito financiero de Moscú.

 

Imagen de archivo del Kremlin en Moscú (Rusia). EFE/EPA/YURI KOCHETKOV

 

La mayoría de inmuebles se encuentran en las torres del complejo City of Capitals, las construcciones más altas de Europa hasta la construcción de The Shard en Londres. Esa podría ser la nueva residencia, rascacielos con linda vista al rio Noscova y relativamente cerca del centro.

Los apartamentos de más de $40 millones fueron adquiridos por la familia entre el 2013 y el 2019, desde comienzos de la guerra civil.

El distrito financiero de Moscú es el símbolo del futuro y de los buenos años de la Rusia de comienzos de este siglo, cuando rodaban petrodólares con los altos precios de los hidrocarburos.

La zona está llena de comercios y restaurantes y la vida que le imprimen los jóvenes. Hafez Asad – llamado así por su abuelo- vive en uno de esos apartamentos, desde donde iba Universidad Estatal de Moscú en la que se acaba de graduar con presencia de su madre y un trabajo redactado en ruso en el que elogia los sacrificios de los “mártires” que habían defendido el régimen.

Aparte de los inmuebles, en Rusia los Asad tienen dinero en efectivo y cuentas bancarias secretas. Esta semana, el Financial Times informó que entre el 2018 y el 2019 el Banco Central de Siria envió por avión $250 millones en efectivo al aeropuerto de Vnukovo, al suroeste de Moscú.

 

A partir de allí las estimaciones e la riqueza de la familia señalan más de $60,000 millones y hasta $120,000 millones.

En algunas se cuentan hasta los lingotes de oro que se quedaron en Damasco. Y otros señalan que pudo beneficiarse de los frutos del tráfico de drogas, como el captagon, supervisado por su hermano Maher al-Asad.

Por ahora el exmandatario derrocado pasa los días en Moscú, a la que solía ir a con alguna frecuencia, aunque por periodo cortos.

Putin no tiene prevista ninguna reunión oficial con su viejo camarada sirio que trabajó en Londres como oftalmólogo antes de que la muerte de su hermano Bassel en 1994, mucho más carismático, lo convirtiera en el sucesor natural de su padre, el fundador de la dinastía, en la presidencia de Siria.

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