El papiro es una copia del extracto inicial del famoso Evangelio de Tomás sobre la infancia de Jesús, un texto apócrifo que cuenta pasajes de lo que habría sido la vida de Jesús entre los cinco y los 12 años
Era una tarde común de verano para los investigadores Gabriel Nocchi Macedo y Lajos Berkes. En la oficina de Berkes en la Universidad de Berlín, ambos “revisaban imágenes digitalizadas de documentos antiguos.
“Sabíamos que había algunos papiros en la Universidad de Hamburgo que nos interesaban”, comenta Macedo, en entrevista con la cadena británica BBC News Mundo.
“La documentación papirológica se conserva en bibliotecas, museos o universidades en general y muchas de estas colecciones hoy están parcial o totalmente digitalizadas, es decir, con fotografías disponibles en internet”, señala.
Más tarde, ese mismo día, publicaron las palabras identificadas en una base de datos profesional donde se ingresan todos los textos conocidos de la literatura griega desde la Antigüedad hasta la Edad Media.
Descubrieron que ese papiro era una copia del extracto inicial del famoso Evangelio de Tomás Sobre la Infancia de Jesús, un texto apócrifo que cuenta pasajes de lo que habría sido la vida de Jesús entre los cinco y los 12 años, es decir, historias que no están incluidas en la Biblia, ya que los cuatro evangelios canónicos guardan silencio sobre esta fase.
Durante los últimos 18 meses, el brasileño Macedo y su colega húngaro Berkes han estudiado minuciosamente el papiro. Estuvieron personalmente en Hamburgo para analizar físicamente el material.
Y, cada uno en su universidad -Macedo es profesor en la Universidad de Lieja, en Bélgica; Berkes, en la de Berlín, Alemania- estudió detalladamente todas las características del documento que, en junio pasado, fue dado a conocer al mundo.
El material tiene la distinción de ser el manuscrito más antiguo conocido sobre este importante relato de la infancia de Jesús. Según los investigadores, el papiro encontrado fue escrito entre los siglos IV y V.
El Evangelio sobre la infancia de Jesús, también llamado Evangelio de Pseudo-Tomás o Protoevangelio de Tomás, ya era muy conocido entre los investigadores de la religión.
Anteriormente, el documento griego más antiguo con este relato databa del siglo XI.
En el fragmento, que mide 11 por cinco centímetros y tiene 13 líneas de texto, hay un extracto del inicio de este evangelio. Es el relato del que habría sido el primer milagro realizado por Jesús, cuando era un niño de apenas cinco años.
Según el texto, “jugaba en el vado de un arroyo; y juntaba las aguas corrientes en lagunas y las purificaba; y hacía estas cosas con solo palabras”, según lo traduce el profesor Frederico Lourenço, de la Universidad de Coimbra.
“Y haciendo arcilla maleable, formó con ella doce gorriones. Y era sábado cuando los hizo. Y había muchos otros niños que jugaban con él”, continúa el texto.
Cuando un judío vio las cosas que Jesús hacía jugando un sábado, inmediatamente fue y se lo contó a su padre José: ‘He aquí, tu hijo está junto al arroyo; y tomó barro y moldeó doce gorriones, y profanó el sábado’”, continúa el informe.
En este caso, el problema se debe a la ley judía que exige no trabajar los sábados.
“Y José, yendo al lugar y viéndolo, le gritó diciendo: ‘¿Por qué haces estas cosas un sábado, cosas que no te está permitido hacer?’”, dice el texto. “Jesús, batiendo palmas, llamó a los gorriones y les dijo: ‘¡Id!’. Y volando, los gorriones se fueron cantando”.
Según el comentario de Federico Lourenço en el libro Evangelios apócrifos -griegos y latinos- “no es posible determinar, de este texto, ni su autoría, ni su fecha, ni su título original”.
Este profesor y traductor portugués ha escrito que las hipótesis presentadas para datar el texto eran dispares y abarcaban desde el siglo II hasta el siglo VI; el descubrimiento actual acorta un poco esta brecha.
Se trata de un texto desconcertante en varios niveles, sobre todo en la forma en que retrata a un niño Jesús insensible y caprichoso”, analiza en el libro.
“Es también curiosa la circunstancia de que sea el evangelio apócrifo con el menor número de paralelos con los cuatro canónicos (y con otros apócrifos), existiendo como en su propia burbuja”.
Lourenço añade que “ha habido quienes la han tildado del primer ejemplo de literatura infantil en un contexto cristiano”.
Macedo, profesor originario de Coimbra, comenta que, para su trabajo, se basó en la escritura en griego que proviene de dos manuscritos que datan del siglo XV. Dice estar sorprendido “de que los manuscritos griegos de este evangelio sean, en general, tan tardíos», ya que «existen testimonios más antiguos del texto (siglo VI) en traducción siríaca”.
Especialista en cristianismo primitivo y autor de varios libros sobre el tema, el historiador André Leonardo Chevitarese, profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), destaca que, aparentemente, la preocupación por lo ocurrido en los primeros años de la vida de Jesús fue una construcción tardía, es decir, no fue preocupación de la primera generación de sus seguidores.
El profesor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie, el teólogo, historiador y filósofo Gerson Leite de Moraes evalúa, en una entrevista con BBC News Mundo, que este texto “es un intento de llenar un vacío”.
En este caso: la falta de datos biográficos o hagiográficos. Información sobre un período significativo en la vida de Jesús.
“Fue escrito en un momento de la historia en el que existen y coexisten varias corrientes teológicas, al margen, dentro o fuera del cristianismo, compitiendo”, analiza.
Chevitarese comenta que la mayor importancia de este descubrimiento es “que rebaja significativamente la datación de este evangelio” y el hecho de que “el original, muy probablemente, estaba en griego”.
Moraes sostiene que “cualquier manuscrito que recorra los orígenes del cristianismo” es muy significativo porque “prueba y corrobora toda una tradición de elementos teológicos, filosóficos, históricos y sociológicos que estuvieron en la base de la organización del cristianismo”.
Moraes coincide en que «la gran novedad» del hallazgo es la datación: “Hay pruebas de que [el Evangelio de Pseudo Tomás] es un documento muy antiguo, que tiene un enorme respaldo de una gran tradición”.