La fiesta Kumbh Mela se celebra cada 12 años y los hindúes redimen sus pecados en las aguas de los ríos sagrados
Una multitud se bañó el lunes en aguas sagradas en el norte de India en el inicio de la fiesta budista del Kumbh Mela, presentada como la mayor congregación del mundo con una previsión de 400 millones de peregrinos en seis semanas, informaron agencias internacionales de noticias.
Antes de la salida del sol, la turba de fieles se adentró para lavar sus pecados en las frías aguas donde supuestamente confluyen los ríos sagrados Ganges y Yamuna con el mítico río Sarasvati, que aparece en las antiguas escrituras.
En la penumbra antes del amanecer, los peregrinos emergieron en las orillas de los ríos para iniciar el baño en las frías aguas. “Siento una enorme alegría”, dijo Surmila Devi, de 45 años. “Para mí es como bañarse en néctar”, añadió.
“Para una hindú, es una ocasión a la que no puedes faltar”, dijo Reena Rai, una empresaria de 38 años del estado de Madhya Pradesh, en el centro de India, a un millar de kilómetros de Prayagraj, donde tiene lugar el rito.
El primer ministro nacionalista hindú, Narendra Modi, lo describió como una “ocasión divina” para juntar “a un incontable número de gente en una sagrada confluencia de fe, devoción y cultura”.
A título de comparación, la gran peregrinación anual musulmana a La Meca congregó a 1.8 millones de creyentes en el 2024.
Incluso para el país más poblado del mundo con 1,400 millones de habitantes, relativamente acostumbrado a la logística de celebraciones masivas, acoger el equivalente a la población de Estados Unidos y Canadá es un reto de altura.
Los organizadores instalaron 150,000 baños, 68,000 luminarias y una ciudad de tiendas de campaña en una superficie equivalente a dos tercios de la isla neoyorquina de Manhattan. Una multitud principalmente de India pero también del exterior ya tomó sus posiciones el fin de semana.
A pesar de la lluvia, los bañistas empezaron el domingo a ocupar las orillas de los ríos entre el repicar de tambores, séquitos de elefantes y tractores cargados con estatuas de divinidades hindúes. En medio de las aguas, monjes vestidos con túnicas naranjas y ascetas con el cuerpo ennegrecido por las cenizas distribuían bendiciones.
Los devotos más impacientes no esperaron el inicio oficial de las celebraciones el lunes al amanecer para sumergirse en las frías aguas sagradas. “Una vez estás en el agua, ya no sientes el frío”, dijo Chandrakant Nagve Patel, de 56 años. “Es como si fuera uno con Dios”, añadió.
Los hindúes creen que sumergirse en esas aguas durante el Kumbh Mela limpia los pecados y trae la salvación. La fiesta se basa en una batalla mitológica entre dioses y demonios para controlar un jarro con el néctar de la inmortalidad.
Cientos de embarcaciones están preparadas para quienes no se conforman con bañarse en la orilla, sino que quieren ir hasta el punto exacto de la supuesta confluencia entre los tres ríos, los dos reales y el tercero mítico.
La policía india desplegó importantes efectivos para garantizar “la máxima seguridad” de los peregrinos, dijo un portavoz.
Por las callejuelas de Prayagraj también son omnipresentes los carteles honrando al primer ministro Modi, que debería de participar en los ritos.
En el 2017, el Kumbh Mela fue inscrito en la lista del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, que lo describió como “la mayor concentración pacífica de peregrinos del mundo”.