Unos 4.000 camiones con alimentos y productos básicos empiezan a cruzar a la Franja desde Egipto
Después de 15 meses de una guerra que ha dejado la Franja de Gaza convertida prácticamente en una escombrera y cerca de 47,000 muertos -Naciones Unidas, que estima que la mayoría de ellos son civiles, avisa de que los desaparecidos engrosarán necesariamente el balance de fallecidos en las próximas jornadas y semanas-, exactamente a las 11:15 hora local de Gaza entraba en vigor la tregua alcanzada entre Israel y Hamás para júbilo de los habitantes del territorio.
El cese el fuego se había retrasado más de tres horas por “problemas técnicos” esgrimidos por la milicia palestina a cuenta de las identidades de los rehenes israelíes. La espera mereció la pena (en las primeras horas del domingo 19 palestinos fueron asesinados y decenas más resultaron heridos como consecuencia de agresión israelí): Las vidas de más de dos millones de gazatíes no correrán supuestamente peligro durante las próximas seis semanas, aunque muchos lo han perdido casi todo.
Un total de 4,000 camiones con alimentos y productos básicos como harina y agua potable, material sanitario e higiénico y tiendas de campaña, que aguardaban en el paso de Rafah comenzaban a entrar en Gaza desde Egipto, según confirmaba la agencia de los refugiados de la ONU.
Además de la ayuda humanitaria de ACNUR, también empezaron a entrar tanto a través de Rafah como del paso de Kerem Shalom –fronterizo con Israel– los primeros seis camiones cisterna con combustible, un elemento necesario entre para el funcionamiento de los maltrechos hospitales de la Franja.
Antes incluso de la entrada en vigor del cese el fuego, miles de desplazados internos como consecuencia del conflicto comenzaron también a abandonar la Ciudad de Gaza rumbo al campo de refugiados de Yabalia, situada en el norte del territorio, por rutas flanqueadas de edificios destruidos.
“Hemos llegado a las seis de la mañana para encontrarnos con una destrucción sin precedentes”, admitía Walid Abu Jiab, vecino de Yabalia, tras llegar a lo que había quedado de su hogar.
Del sur al norte y viceversa. El portavoz de la autoridad municipal de la Ciudad de Gaza Asem Alnabih anunciaba en la red social X que la localidad facilitaría el regreso de sus residentes con la apertura de las principales avenidas. Mientras tanto, centenares de personas tomaban rumbo sur desde la Ciudad de Gaza hacia Rafah, en la frontera con Egipto.
En cualquiera de las direcciones, las mismas escenas: Caravanas de civiles con la casa a cuestas -bidones de agua, bicicletas, colchones- atravesando caminos polvorientos rumbo a lo que meses atrás fueron sus hogares sin más esperanza que rescatar algún recuerdo de entre los escombros.
Si la tregua no se ve quebrada dentro de exactamente 42 días, a partir de ahora los actores regionales implicados tendrán que asumir una colosal tarea doble: la reconstrucción de un territorio superpoblado que ha quedado reducido a escombros y el de la administración política del mismo.
El jefe del régimen israelí, Benjamin Netanyahu, ha dejado claro que no admitirá la presencia de Hamás en el futuro gobierno de Gaza, mientras que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) -que controla partes de Cisjordania- reclama su papel en el futuro de la Franja.
No en vano, la ANP convocó una reunión ministerial para coordinar la distribución de asistencia a los gazatíes durante la tregua.
Según la agencia oficial de noticias palestina, Wafa, diferentes órganos palestinos, como la Autoridad de Agua y Energía o el Ministerio de Desarrollo Social, cooperarán con las agencias de la ONU y la Media Luna Roja Palestina para brindar ayuda sanitaria y comenzar a retirar las miles de toneladas de escombros en la Franja.
El director de la agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina, Philippe Lazzarini, aseguró que los ataques a los convoyes de ayuda en Gaza -motivados por la desesperación de la población y la muerte a manos de las fuerzas israelíes de más de 700 agentes del orden encargados de su custodia- podrían disminuir a medida que vaya entrando la ayuda al interior del territorio.