“Trump infantiliza a la región. La considera como irrelevante para Estados Unidos y le dice cómo debe comportarse para ser merecedora de algo positivo”, afirma Juan Tokatlian
Hacía más de un siglo que América Latina no era el primer destino a visitar por un secretario de Estado. Para la gira oficial que empezó este sábado en Panamá, el primer latino en ocupar el cargo, Marco Rubio, tiene a otro elegido del presidente Donald Trump para acompañarlo, informó la cadena británica BBC Mundo.
Se trata de Mauricio Claver-Carone, un abogado de 49 años nacido en Miami y de origen cubano, que fue construyendo una relación de confianza con el presidente en su primer mandato como director de Asuntos para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional.
Veterano de la política exterior y conocido sobre todo por sus duras posturas ante el régimen de Cuba, Trump lo eligió ahora como enviado especial del Departamento de Estado para América Latina para “restaurar el orden” en la región.
En los últimos cuatro años, el caos y la anarquía han invadido nuestras fronteras. Es hora de restablecer el orden en nuestro propio hemisferio”, escribió Trump en su red social, Truth Social, en diciembre, cuando adelantó su nombramiento.
Mauricio conoce la región y sabe cómo anteponer los intereses de Estados Unidos”, añadió.
Bajo el nuevo cargo, y como parte de un equipo “muy enfocado en América Latina” y encabezado por el también cubanoestadunidense y antiguo senador por Florida, Marco Rubio, Claver-Carone tendrá como misión concretar la deportación masiva prometida por Trump, lidiar con la Venezuela del dictador Nicolás Maduro y tratar de frenar la influencia de China en la región.
“No hay región del mundo, ya sea por la migración, por la seguridad o por el comercio, que afecte más la vida individual de los estadunidenses que América Latina”, dijo el viernes pasado en una conferencia de prensa.
Pero ya antes de la visita a Centroamérica había quedado clara la relevancia de su figura en la política exterior del nuevo gobierno.
A solo una semana de asumir el rol, Claver-Carone se alzó como la voz de Estados Unidos ante Colombia para destrabar la crisis diplomática que desencadenó que el presidente Gustavo Petro rechazara dos aviones militares estadunidenses que llevaban deportados colombianos.
Claver-Corone inició su carrera como asesor legal para la Oficina del Contralor del Departamento del Tesoro de Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush.Y también fue el director de Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde donde ayudó al expresidente de Argentina Mauricio Macri a lograr un préstamo de $57,000 millones, el más grande en la historia del organismo.
En 2020 y con el impulso del propio Trump, Claver-Carone fue nombrado presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Señalado de mantener una relación con su jefa de gabinete, Jessica Bedoya, con quien había trabajado previamente en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca y que resultó favorecida con ascensos, Claver-Carone se vio forzado a renunciar por haber violado el código ético de la institución.
Tras su salida del BID, Claver-Carone trabajó en un fondo de capital privado de inversión de Medio Oriente a América Latina, según informó el medio económico Bloomberg.
Ahora vuelve a la Casa Blanca para ayudar a definir la estrategia de Estados Unidos en América Latina.
“La designación de Claver-Carone expresa el ala dura del equipo que acompaña al presidente Trump”, le dijo a BBC Mundo un exembajador argentino que conoce de cerca al elegido del mandatario.
Hay expertos que señalan que el gobierno de Trump identifica en América Latina más problemas que beneficios.
Trump infantiliza a la región. La considera como irrelevante para Estados Unidos y, a su vez, le dice que debe comportarse de una manera determinada para ser merecedora de algo positivo”, le dice en esa línea el analista Juan Tokatlian a BBC Mundo.
Para Tokatlian, la administración republicana tiene una mirada de la región como la de aquél que “no entiende que sus acciones pueden afectar negativamente a Estados Unidos”.
Sea como fuere, el nuevo enviado especial del Departamento de Estado, un viejo conocido del presidente Donald Trump, busca inyectarle una gran dosis de velocidad a las relaciones con América Latina que contribuyan a construir, como anunció Trump, “la nueva era de oro” de Estados Unidos.