Son parte de los “alrededor de 300” migrantes deportados en tres vuelos de Estados Unidos a Panamá
“Help (ayuda)” es la palabra que una familia de migrantes escribió este martes en la ventana de un céntrico hotel de Ciudad de Panamá, donde se encuentran a la espera de ser devueltos a sus países de origen tras ser deportados de Estados Unidos, informó la agencia EFE.
Con un rotulador rojo, la familia de seis miembros escribió ese mensaje desde el ventanal de su habitación, a la que se mostraron con timidez, del hotel Decápolis, situado cerca de la vía marítima de la capital panameña.
No eran los únicos: Familias con bebés, niños y adultos se asomaban poco a poco a las ventanas de los otros cuartos del hotel.
A su lado, la ropa colgaba en perchas para secarse con las altas temperaturas de esta época menos lluviosa en Panamá.
En cuestión de minutos, más de una decena de migrantes de aparente origen surasiático se reclinaron en los amplios vidrios cruzando los brazos en forma de cruz, abriendo y cerrando los puños, y mostrando una pulsera blanca de plástico en sus muñecas.
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Ellos son parte de los “alrededor de 300” migrantes deportados en tres vuelos de Estados Unidos a Panamá, según confirmó a EFE una fuente conocedora de la situación, a la espera de ser devueltos a sus países de origen tras el endurecimiento de las políticas migratorias con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
El gobierno panameño informó la semana pasada de un primer vuelo con más de un centenar de migrantes de la India, China, Uzbekistán, Irán, Vietnam, Turquía, Nepal, Pakistán, Afganistán, y Sri Lanka. Y pese a que advirtió de la llegada de otros dos aviones, no confirmó su arribo.
Ante las cámaras de los periodistas, muchos de ellos pedían con señas no fotografiar su cara mientras que otros se apuraban a escribir mensajes en inglés en varios papeles blancos.
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Panamá aceptó ser un “puente” para las deportaciones masivas de Estados Unidos después de la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, al país en medio de las tensiones por las amenazas de Trump para “recuperar” el Canal.
Según el pacto explicado por las autoridades panameñas, Panamá presta la pista de aterrizaje y los albergues de las zonas urbanas de la provincia de Darién, donde está la peligrosa selva que hace de frontera natural con Colombia y que atraviesan los migrantes para llegar a Norteamérica, aunque cada vez con menos frecuencia por las duras políticas antimigratorias del Gobierno.
En concreto, los migrantes son primero alojados en un hotel de la capital y luego movilizados hasta el Darién, donde partirán a sus países en vuelos pagados por Estados Unidos. “a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR”, según explicó la Cancillería la semana pasada.