,

Una isla que se hunde Guna Yala alberga a migrantes venezolanos de vuelta al sur

Una isla que se hunde Guna Yala alberga a migrantes venezolanos de vuelta al sur
Migrantes venezolanos provenientes de México esperan para abordar una embarcación en la Isla Gardi Sugdub con destino a Colombia EFE/ Carlos Lemos

Decepcionados, solo esperan continuar su camino hacia el sur, algunos a terceros países en busca de la oportunidad que no les dio EE UU

La isla de Gardi Sugdub, en la comarca Guna Yala, acoge a migrantes, en su mayoría venezolanos, en su camino de regreso hacia Suramérica después de no haber logrado su objetivo: entrar en Estados Unidos, informó la agencia EFE.

“Le hemos metido ganas tratando de llegar hasta allá y que no se nos permite es doloroso, pero no hay de otra que volver a nuestra tierra con nuestras familias, con la frente en alto, pero ya lo dimos todo intentando entrar» en Estados Unidos”, explicó el venezolano Darwin Zambrano.

Migrantes como Zambrano se quedan en al menos dos casas de la isla, donde pagan $10 al día, a la espera de embarcar en grupo hacia Capurganá, ya en el Caribe colombiano, evitando así cruzar el Darién.

Migrantes venezolanos provenientes de México esperan en una casa para abordar una embarcación en la Isla Gardi Sugdub con destino a Colombia este lunes, en la comarca Guna Yala (Panamá). EFE/ Carlos Lemos

El mar, sin embargo, también puede ser una amenaza, como recordó el viernes pasado el naufragio de una lancha en la que viajaban 21 personas -de ellas 19 migrantes de Venezuela y Colombia- de las que fueron rescatadas 20 con vida, mientras que una niña venezolana de ocho años murió.

Esa isla, de la que el pasado junio comenzaron a mudarse algunas de las 300 familias que la habitaban para instalarse en tierra firme en una barriada conocida por la comunidad indígena guna como Isberyala (la tierra de los nísperos), o Nuevo Cartí, por las autoridades panameñas, conmemoraba además este lunes uno de los eventos por el centenario de la conocida como Revolución Dule.

Los migrantes, decepcionados, solo esperan continuar su camino hacia el sur, algunos a terceros países en busca de la oportunidad que no les dio Estados Unidos, otros, cansados de intentarlo, regresarán a casa.

 

Migrantes venezolanos provenientes de México preparan comida, en la Isla Gardi Sugdub, en la comarca Guna Yala (Panamá).  EFE/ Carlos Lemos

“De mi parte no vuelvo a salir más de mi país, sé lo que es pasar páramos en otros países, para pasar páramo en otro país, lo paso en mi país y lucho y trabajo por mi país”, explicó el venezolano Gerson Luis Reyes, de 28 años, que espera partir el martes en barca hacia Capurganá, y de allí seguir hasta Necoclí.

Atrás quedan las semanas de peligros mientras se dirigía al norte, como lo vivido al cruzar Darién, aunque nada como México.

“Duramos tres días en la selva, pero fueron tres días y ya, pero en México fueron más de 20 días. Yo vi niños muertos en la selva, personas putrefactas, cosas que uno lo lleva en la mente, pero no es comparación a México, porque era una tortura mental, por los carteles”, relató el joven.

En México debían moverse de noche, porque “así uno podía esconderse”, porque si les veían los “podrían secuestrar”.
“Si te quitaban el celular y veían un número estadounidense, comenzaban a forzar a su familia a pagar un rescate hasta de $5,000, y muchas personas desaparecieron así”, explicó.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *