Debido al cambio de las leyes migratorias en EEUU, se está produciendo un flujo inverso, la gran mayoría, venezolanos que quieren regresar a su país
De acuerdo al informe, a diferencia de México o el resto de países centroamericanos, en Panamá los migrantes se topan con la barrera de la selva del Darién, sin vías ni pasos por carretera hacia la vecina Colombia, por lo que para evitar adentrarse en esa jungla con peligros naturales y bandidos, optan por continuar su trayecto en embarcaciones, que parten desde la costa de Guna Yala o de islas como Gardi Sugdub hasta territorio colombiano.
Se está produciendo un flujo inverso, el que anteriormente iba desde el sur al norte del continente, hoy día debido al cambio de las leyes migratorias en Estados Unidos, se está produciendo del norte hacia el sur. La gran mayoría de ellos, ciudadanos de origen venezolano, que quieren regresar a su país”, afirmó durante una rueda de prensa el ministro de Seguridad panameño, Frank Ábrego.
Así, en este proceso de flujo migratorio controlado hacia el sur, Panamá y Costa Rica repitieron un acuerdo similar, pero a la inversa, al que tenían para llevar a los migrantes hacia el norte, cuando los que cruzaban la selva del Darién se instalaban en albergues y desde allí eran conducidos en autobuses hasta el lado costarricense de la frontera.
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Ahora están tratando de manera ordenada, trasladarlos de Costa Rica hasta esos albergues a la salida de la selva “y ahí ellos esperan hasta que se les coordine, ya sea un transporte inicialmente terrestre y después acuático hasta la frontera con la hermana República de Colombia, para hacerlo en la forma más correcta”, señaló Ábrego, algo que está siendo coordinado con la comunidad indígena de Guna Yala.
“Lo importante aquí es que ese transporte no toque ninguna población en el eje carretero nuestro. Igualmente no queremos que sea así en la parte marítima, sino que es un viaje totalmente garantizado que estas personas suben a un bus, se bajan en un destino controlado por nosotros y efectivamente se haga así en la parte marítima”, explicó el ministro.
La comunidad indígena solicita más apoyo
La comunidad indígena guna, que estos días celebra el centenario de la Revolución Dule, lamenta que no están recibiendo el apoyo suficiente para atender a los migrantes.
“Hoy son 100, mañana puede ser 200, 1,000, y así va. El pueblo guna nunca jamás pensó que iba a ser una ruta de migrantes y no tenemos ninguna capacidad. No tenemos albergues, no tenemos comedores, no tenemos botes, no tenemos carros suficientes para poder afrontar ese problema”, explicó a EFE Atencio López, asesor legal del Congreso General Guna.
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“vienen meses críticos”, advirtió López. Además pidió que, después de iniciada “hace dos semanas” la coordinación con las autoridades panameñas, si se llega a un acuerdo formal, debe haber “una sola ruta”, porque algunos migrantes están llegando en taxis por su cuenta, sin ningún control, y las fuerzas de seguridad “no han hecho nada para detener a esa gente”.
El fenómeno, explica, no es nuevo, pero en el pasado se había utilizado esta ruta “a escala muy menor”, utilizándose también en el camino hacia Norteamérica para evitar el paso por el Darién, una ruta en la que, advirtió, estaba implicado el grupo criminal del Clan del Golfo en colaboración con alguna gente de la comunidad, algo que ahora se quiere evitar haciéndolo de manera regulada con las autoridades panameñas.
Nuestro llamado de atención es que queremos contribuir en un problema que es global, pero no nos van a tirar a nosotros todo el problema que no podemos resolver”, sentenció.
“Es importante estar en nuestra tierra con nuestra familia, porque el estar migrando me ha dejado que no me despida de algunos familiares que ya han fallecido, y es feo. Y tengo un hijo también de 6 años y cada vez que hablo con él en una videollamada me rompe el corazón, porque me dice ‘papá te quiero ver, papá quiero estar al lado de ti’. (..) Pero bueno, ya voy encaminado para allá. Ojalá y gracias a Dios todo salga bien”, afirmó.