Han cruzado México y Centroamérica a pie y en autobús pues el presidente Donald Trump endureció la política migratoria
Los migrantes han cruzado México y Centroamérica a pie y en autobús pues el presidente Donald Trump endureció la política migratoria y eliminó la aplicación CBP One con la que pedían cita para solicitar asilo, informó el medio Listín Diario, citando agencias de prensa internacional.
“La migración inversa no es un retorno voluntario, sino el reflejo de una crisis mayor que ha dejado a miles en el limbo. Es un flujo de retorno forzado”, afirmó a Diego Chaves, analista del Instituto de Política Migratoria, con sede en Washington.
Los migrantes no quieren acogerse al plan anunciado esta semana por Panamá y Costa Rica, que los envían en buses que ellos deben pagar, a refugios en remotas zonas fronterizas.
“Te tienen ahí como si fueras un delincuente, estás preso”, afirma Víctor Díaz, de 19 años. Como cientos en el último mes, Díaz prefiere el peligro del mar a volver a cruzar la inhóspita selva del Darién, fronteriza con Colombia.
La mayoría de venezolanos se devolvió de México. En el camino, han dormido en la calle sobre cartones y comido de la caridad.
Los migrantes que llegan a Costa Rica desde Nicaragua, tras pasar los países del norte centroamericano, son enviados en bus al llamado refugio Catem, 360 kilómetros al sur de San José, en la frontera con Panamá.
De ahí abordan otro bus que cruza Panamá hasta dos centros para migrantes, Lajas Blancas y San Vicente, en el Darién, a 260 kilómetros de la capital panameña. Desde esa zona viajarían en vuelos humanitarios, pero hasta ahora no ha habido ninguno.
Bajo presión de Trump, Panamá y Costa Rica son “puentes” de deportación. En el Catem y San Vicente ahora también hay más de 200 asiáticos deportados por Estados Unidos que rechazan ser repatriados, como los afganos e iraníes.

“Los migrantes son criminalizados” y los albergues en Panamá y Costa Rica “son centros de detención”, donde no tienen asistencia legal, aseguró la abogada Gabriela Oviedo, del Centro para la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL).
Custodiados por policías, en esos centros los migrantes duermen en barracones, tienen comida y servicios básicos, y son sometidos a controles biométricos para descartar antecedentes penales.
En medio de la polémica, Panamá anunció que otorgará un permiso de 30 días, prorrogable a 90 días, a 112 migrantes asiáticos que están en San Vicente para que salgan del albergue y puedan gestionar su retorno.
Además, Panamá anunció que cerrará el refugio de Lajas Blancas y otro, en Bajo Chiquito, también en el Darién, debido a que bajó el flujo migratorio de sur a norte. El gobierno no explicó a dónde llevarán a los que lleguen bajo el acuerdo con Costa Rica.
Pero un funcionario costarricense señaló que prefieren tenerlos “controlados”.
“No somos animales”: migrantes rechazan encierro en albergues de Costa Rica y Panamá https://t.co/kQ8hQZuTSL
— Amelia Rueda (@ameliarueda) March 9, 2025