La visita calificada de “privada” es considerada una provocación tanto por las autoridades groenlandesas como por el gobierno de Copenhague
“Dinamarca no hace un buen trabajo para la defensa y la seguridad de Groenlandia. No es su prioridad. Esto es un bello lugar, su gente es estupenda, respetamos su derecho a la autodeterminación. Y esperamos que elijan a Estados Unidos como socio. Pero la presión que hacen China o Rusia obliga a actuar. Tenemos que asumir el liderazgo antes de que otros ocupen esa función y nos dejen colgados”.
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, llevó así Pituffik, la base militar que su país tiene en el noroeste de la isla, los reproches en los que Donald Trump fundamenta su propósito de anexionarse con este territorio autónomo danés, informa el diario El Periódico.
Esquivó una pregunta de los medios presentes referida a con qué medios piensa su jefe “hacerse” con la isla -“Trump se refiere cuando emplea ese término a la responsabilidad sobre la seguridad de Groenlandia”, respondió-.E insistió una y otra vez en que su país no tiene “otra opción” que defenderla frente a China y Rusia. “Tenemos que despertar. No podemos esconder la cabeza bajo la arena, o bajo el hielo, y fingir que los chinos no codician este territorio”, insistió.

“No hemos cambiado nuestra retórica al hablar de la fuerza militar. Pero ocurre que Groenlandia, este bello territorio, es muy vulnerable. Y Dinamarca no hace sus deberes. Su seguridad también es la nuestra”, remachó Vance, en su sarta de reproches a este aliado europeo de la OTAN.
Vance había saludado a su llegada a los soldados ahí destinados con un “hace un frío glacial aquí”, comió con ellos junto a su esposa, Usha Vance, y buscó darle el tono más jovial y distendido a una visita calificada de “privada” pero considerada una provocación tanto por las autoridades groenlandesas como por el gobierno de Copenhague.
Con ese mismo ánimo se presentó luego ante la prensa, en una comparecencia de la que, según la televisión pública danesa DR fueron excluidos los medios del país europeo. Ahí descargó sus argumentos contra Dinamarca, país al que pertenece el territorio autónomo ártico que anhela Trump.

La visita de Vance se había planteado inicialmente como un viaje de su mujer, revestido del calificativo de privado, aunque acudía acompañada nada menos que del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz, y del titular de Energía de Trump, Chris Wright.
Las autoridades groenlandesas advirtieron de que no estaban invitados y de que no serían recibidos por su gobierno. Se suprimió entonces la parte más groenlandesa de la visita, como una carrera de trineos tirada por perros. Y se decidió que solo acudirían a zona estadoundiense, Pituffik, aunque ya con el vicepresidente encabezando la delegación.
El problema, para Groenlandia, es que a Trump no le basta con mantener esta base o ampliar la cooperación militar, como ha sugerido Copenhague. Considera “ineludible” para la seguridad de su país tener el control sobre la isla. Un 80% de cuyo territorio está bajo el hielo permanente y su densidad de población es mínima, 57,000 habitantes.