El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos propone tres escenarios. El más ambicioso es una fuerza a gran escala con entre 60,000 y 100,000 soldados y despliegue aeronaval sin apoyo de Estados Unidos
Francia y Reino Unido han asumido el liderazgo de lo que han dado en llamar una “coalición de voluntarios” que está tratando de dar con la mejor vía para brindar a Ucrania las garantías de seguridad que reclama para no verse atacada nuevamente por Rusia en caso de un alto el fuego.
Para ayudarlos, un grupo de expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) han formulado tres opciones posibles, con sus pros y sus contras, informó el diario La Razón.
En primer lugar, los nueve expertos de este ‘think-tank’ especializado en cuestiones de seguridad y defensa dejan claro que no se debe hablar en ningún caso de “‘fuerza de paz’, dado que una de sus funciones será responder a una potencial violación rusa de un acuerdo de alto el fuego”, y por tanto plantean como mejores opciones “fuerza de disuasión” o “fuerza de apaciguamiento”.

La clave estará en el tamaño que tenga esta fuerza europea, toda vez que, advierten, debe ser “creíble” para el régimen de Vladimir Putin y los países que la integran deben estar dispuestos a “actuar de forma decisiva en caso de que se rompa el alto el fuego”.
En este sentido, advierten de que es más probable que Rusia lleve a cabo “provocaciones para probar la disposición de la coalición a responder”.
Asimismo, en su informe “Una fuerza de apaciguamiento europea para Ucrania: opciones y desafíos”, sostienen que además del despliegue de botas en el terreno para lograr una mayor disuasión, cualquier misión deberá contar con un componente aéreo y con un componente marítimo, incluidos todos los portaaviones europeos y también los portaaviones Juan Carlo I, como veremos más adelante. Teniendo en cuenta estos parámetros, plantean tres opciones, desde una fuerza a pequeña escala, otra media y otra a gran escala.
Fuerza de pequeña escala
Esta fuerza estaría integrada por una brigada de unos 10,000 efectivos, respaldada por un componente aéreo limitado y un pequeño número de barcos en el mar Negro.
El contingente, apoyado por artillería e ingenieros, “solo sería capaz de contrarrestar una amenaza terrestre rusa limitada al alto el fuego, o incursiones aéreas o marítimas a pequeña escala”.
En ese caso, el componente aéreo no sería capaz de plantar cara al potencial aéreo, que Rusia podría reunirse con rapidez y su papel estaría centrado principalmente en “policía aérea y reconocimiento, vigilancia e inteligencia (ISR)”.
Una “dispersión amplia” de los medios aéreos daría una mayor capacidad para patrullar cualquier línea de alto el fuego pero haría más complicada la concentración de fuerzas si hiciera falta responder rápidamente ante cualquier incidente lejos de su lugar de despliegue.

Fuerza a escala media
En este caso, se requerirían unos 25.000 soldados, respaldados por artillería de largo alcance, helicópteros de ataque y combate y por vehículos aéreos no tripulados.
Además, contaría con un componente aéreo y marítimo más amplio, por lo que sería capaz de responder a más de un ataque ruso de forma simultánea y también podría llevar a cabo a cabo operaciones de alta intensidad durante periodos de tiempo más amplios.
A priori, los países europeos no tendrían problemas en poder reunir las tropas necesarias pero si el despliegue se prolongara durante 36 meses, “mantener el componente aéreo sería muy complicado para las fuerzas europeas en ausencia de una contribución estadounidense, en particular en relación con los ‘enablers'”, es decir, los elementos de apoyo.

Fuerza a gran escala
Aquí, los expertos plantean una fuerza de entre 60.000 y 100.000 soldados, con apoyo sustancial tanto aéreo como marítimo.
“Mientras que los componentes aéreos y marítimos podrían desplegarse rápidamente y podrían encabezar los elementos terrestres, reunir una fuerza terrestre” de este tamaño “llevaría más tiempo, por tanto demorando el que se lograra su pleno efecto”.
En este caso, el despliegue de tropas se realizaría en toda Ucrania para poder hacer frente a “ataques simultáneos desde el norte, el noreste o el este”. Como alternativa, podrían centrarse en el centro del país, plantean.
Los expertos del IISS advierten de que dadas las cifras que requeriría una fuerza de este tipo, “los países europeos serían incapaces de suministrar proyectiles de artillería de largo alcance, helicópteros, y brigadas ISR y de guerra electrónica suficientes, mientras que las brigadas de ingenieros tendrían que estirarse al máximo”.
En lo que respecto al componente aéreo, la fuerza tendría que contar con “una capacidad de combate creíble para al menos equiparar los niveles de aviones de combate tácticos desplegados por Rusia durante su invasión a gran escala” de Ucrania.
También aquí, mantener los efectivos más allá de 36 meses sería todo un desafío para las fuerzas europeas si no hay una contribución estadounidense.