Los candidatos del oficialismo y la oposición no se habían sacado ventaja en el primer turno y nada parece haber cambiado según las encuestas
La campaña electoral con vistas a la segunda vuelta cerró en Ecuador sin despejar las tensiones e incógnitas, informó el diario El Periódico.
El presidente Daniel Noboa y Luisa González y Luisa González, la candidata del correísmo, no hicieron más que reproducir el estado de ánimo del primer turno en febrero, cuando prácticamente no se registraron diferencias de votos entre los dos contendientes.
El virtual empate técnico pone a prueba la eficacia de las encuestas una vez más en un país donde la posibilidad de yerro es recurrente.
Los candidatos hicieron su última llamada a simpatizantes e indecisos en Guayaquil, la ciudad que más padece la violencia urbana de los últimos años.

“Guayaquil este domingo le dará una lección a esta revolución fallida, a esos malos gobernantes y a las mafias”, dijo el mandatario”. González destacó en su “Caravana por la vida” en la misma ciudad que esta vez el partido que tiene al expresidente exiliado Rafael Correa como referente pudo lograr acuerdos con otras fuerzas para alcanzar el éxito en las urnas. “Los mejores hombres y las mejores mujeres sin bandera política, vamos a trabajar por ustedes, acá se acabó el odio, se acabó la confrontación”.
Noboa y González también se habían cruzado el miércoles en Quito, la capital ecuatoriana.
El joven mandatario, hijo de la principal fortuna del país, la de Álvaro Noboa, había reunido unas 14,000 personas en el Coliseo General Rumiñahui.
Ante ellos reiteró su batería de promesas. El breve mandato con el que completa la fallida gestión de Guillermo Lasso, quien prefirió en el 2023 dimitir a ser cesado por el Congreso, es, según el candidato, lo que le permite encender la llama de la esperanza de todo lo que se puede hacer con más tiempo y esfuerzo.
“Seguiremos hasta lograr que todos los ecuatorianos tengan una vida mejor”. Una vez más, Noboa realizó su campaña haciendo que proliferen figuras de cartón de tamaño real. “Se ha vuelto un símbolo nacional, una figura de cartón ha demostrado tener alma y es el alma de lucha de todos los ecuatorianos, los que prefieren un país libre y de dignidad”.

Para el consultor Alejandro Zavala, Noboa evitó esta vez centrar sus esfuerzos en el universo digital y recorrió el país.
“La estrategia ha sido acercar el gobierno a la gente”. Otros observadores recuerdan que en los últimos meses el jefe de Estado ha cometido demasiados errores, desde su pelea con la vicepresidenta, Verónica Abad, a las crisis energética y de seguridad, que este domingo le pueden costar caro.
El consultor Gustavo Isch consideró como novedad de esta campaña la voluntad de Noboa radicalizar su acercamiento a Donald Trump. A su criterio, los malos resultados del plan Fénix, como se llamó su política de seguridad para derrotar a las bandas de narcotraficantes, “lo han obligado a generar una nueva táctica para llamar la atención de espectacularidad publicitaria, como suele hacerlo constantemente, al traer a un mercenario estadounidense (Erik Prince) y a su equipo para que asesoren a las Fuerzas Armadas, a la Policía y ejecuten incluso algunas acciones que no han sido debidamente aclaradas”. La propia González recordó en su cierre de campaña que Ecuador “no necesita gringos que lo único que quieren es nuestro dinero.
Pero Noboa no solo buscó estrechar vínculos con Trump.
Los principales medios de prensa han preferido estrechar filas alrededor del presidente a pesar de su mala gestión.
“La papeleta del domingo presenta dos tipos de país. Uno es un claro modelo estatista, que ya estuvo en el poder durante una década, y otro con inclinación a fortalecer lo privado, pero que sigue en construcción”, recordó el diario capitalino La Hora.
Y añadió: “El mundo ha podido ver lo que implica ser amigo de las dictaduras o ser amigo de la libertad; del terrorismo del Medio Oriente o de las frescas ideas libertarias latinoamericanas; si cuidan al dólar o si cantarán al Che Guevara”.