Comenzó en la población fronteriza de Sásabe, Sonora (México) y culminará en Tucson, Arizona siguiendo una de las rutas más peligrosas
Con cruces blancas en las manos y el desierto como escenario, miembros y voluntarios de organizaciones humanitarias de Estados Unidos y México iniciaron la 22ª edición de la Caminata Migrante, que honra la memoria de al menos 8,000 migrantes fallecidos en las últimas décadas.
La caminata comenzó en la población fronteriza de Sásabe, Sonora (México), y culminará en Tucson, Arizona, siguiendo una de las rutas más peligrosas y utilizadas por quienes cruzan de manera irregular.
Durante los próximos siete días, los participantes caminarán por el desierto, cargando cruces de madera con los nombres de quienes perdieron la vida en esta travesía.
“Los riesgos que toman los migrantes nunca han sido tan evidentes”, señaló Saulo Padilla, veterano del evento y coordinador del Programa Nacional de Educación Migratoria del Comité Central Menonita.
En declaraciones a la agencia EFE, Padilla criticó duramente las políticas migratorias de la administración del expresidente Donald Trump, a quien acusó de convertir las leyes migratorias en un arma no solo contra los migrantes, sino también contra quienes los apoyan.
En la conferencia de prensa que marcó el inicio del evento en Tucson, los organizadores entregaron las cruces a los participantes. Muchas llevan inscrito solo “desconocido” o “desconocida”, en memoria de los miles de cuerpos recuperados en el desierto sin poder ser identificados.
A diferencia de los migrantes reales, los caminantes cuentan con agua y alimentos transportados por vehículos de apoyo, pero su ruta busca visibilizar los extremos a los que muchas personas son forzadas por la desesperación, el conflicto o la pobreza en sus países de origen.
Desde los años 90, se han documentado al menos 8,000 muertes de migrantes en toda la frontera sur de Estados Unidos, de las cuales 5,000 ocurrieron en Arizona.
El cierre de la frontera, las políticas restrictivas de asilo y las redadas migratorias en diversas ciudades podrían convertirse en factores que incrementen el número de víctimas, advirtieron los defensores de derechos humanos.
La Caminata Migrante no solo honra a los fallecidos, sino que llama la atención sobre la política migratoria estadounidense, la militarización de la frontera y la urgencia de una reforma humanitaria y justa que permita a miles de personas buscar una vida mejor sin arriesgar la suya.