Miles de tanqueros contribuyen a transportar el petróleo venezolano, ruso e iraní a través de técnicas opacas y que les facilitan burlar las sanciones internacionales
El superpetrolero Varada había dejado de existir hace al menos ocho años, cuando lo demolieron en un deshuesadero de Bangladesh en el 2017. Pero el pasado 25 de abril los radares lo detectaron en aguas de Malasia, tras completar un viaje de dos meses desde Venezuela, según datos de la agencia Bloomberg, informó el diario El Nacional.
El buque tenía 32 años, por encima de los 25 años en promedio de vida útil, y navegaba con la bandera de Comoras, conocida como una “bandera de conveniencia” que facilita anonimato jurídico y ventajas fiscales a los propietarios de los petroleros.
El buque se trataba en realidad del M Sophia, administrado en algunas ocasiones por la empresa Sunne Co Limited, sancionado por el gobierno de Estados Unidos el 10 de enero de este año por su participación en el comercio irregular de crudo iraní, ruso y venezolano.
Entre esas operaciones destacan transferencias de petróleo entre tanqueros (ship to ship, en inglés) en mar abierto y la desactivación del sistema de identificación automática, que dificulta su geolocalización al momento, según el Departamento del Tesoro.

En Venezuela, de acuerdo con Armand Delon, un analista que sigue a diario el movimiento de buques en el país, las transferencias entre barcos ocurren principalmente en la zona marítima Caquetíos, cerca de la refinería de Amuay; en el islote Los Monjes, en el golfo de Venezuela; y en la bahía de Puerto la Cruz, cerca de la refinería José, en el estado Anzoátegui. Su destino final suele ser India, China y Singapur.
Si bien la aparición de la “flota oscura” ha incrementado la opacidad financiera en el mundo petrolero, se ha convertido en una herramienta esencial que usan los gobiernos de Nicolás Maduro y otros países sancionados como Irán y Rusia, para continuar comercializando su petróleo y seguir percibiendo ingresos por la venta de su crudo.
Nunca antes había habido tantos buques operando dentro de la “flota oscura” como en la actualidad.
Tanker Trackers, un servicio en línea que rastrea e informa sobre los envíos de crudo, totaliza que al menos 1,223 petroleros se dedican a estas actividades con el interés de burlar las sanciones internacionales.
De ese total, 576 están sancionados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, 263 por el Reino Unido y otros 330 por la Unión Europea.
Sin embargo, si bien el número es bastante alto, las sanciones tienen una debilidad que los operadores de la flota oscura han sabido aprovechar: Solo 47 buques (3,8% de la flota oscura) coinciden en las listas de sancionados por Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido.
Los datos destacan, además, las distintas prioridades que muestran las autoridades sancionadoras. Mientras la mayoría de los buques inhabilitados por Estados Unidos se centran en los que trasladan petróleo de Irán, Cuba y Venezuela, los seleccionados por la Unión Europea y el Reino Unido lo hacen con el proveniente de Rusia. La consecuencia de la falta de sincronización es que la flota oscura sigue creciendo y que, por ende, burlan las sanciones con mayor facilidad.
