Así lo expresó durante la presentación en el Festival de Cannes de The Phoenician Scheme, la nueva película de Wes Anderson
A sus 58 años, Benicio del Toro irradia una calma inusual, sin grandes metas profesionales ni planes personales a largo plazo, el actor puertorriqueño ha optado por vivir “día a día”, con fe, esperanza y apertura a lo inesperado.
Así lo expresó durante la presentación en el Festival de Cannes de The Phoenician Scheme, la nueva película de Wes Anderson, que se estrena esta semana en todo el mundo, en un encuentro íntimo con varios medios, entre ellos EFE.
En la cinta, Del Toro interpreta a Zsa-Zsa Korda, un magnate en decadencia que intenta reconstruir el lazo roto con su hija, una monja interpretada por Mia Threapleton, en una historia profundamente emocional, repleta del característico estilo de Anderson: composiciones visuales minuciosas, humor excéntrico y una narrativa coral.

Esa apertura a lo impredecible se ha convertido en su filosofía de vida y carrera. “No soy de los actores que dicen: ‘Quiero interpretar a un rey, a un boxeador, a un villano’. Simplemente dejo que las cosas lleguen”.
Su vínculo con Wes Anderson se remonta a hace más de 20 años, aunque no fue hasta The French Dispatch que trabajaron juntos. Aún lamenta no haber podido sumarse a Asteroid City. “Estaba realmente decepcionado por no lograrlo”, admitió.
Wes me ha apoyado mucho a lo largo del tiempo. Nadie hace cine como él. Sus películas tienen muchas capas, humanidad, honestidad y un humor que atraviesa edades y géneros”, dijo.
La película cuenta también con un reparto estelar: Benedict Cumberbatch, Riz Ahmed, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Michael Cera, Bryan Cranston, Rupert Friend, Jeffrey Wright y Mathieu Amalric, en una estructura coral ya característica del cine del director texano.
Con más de 30 años de trayectoria, un Oscar y múltiples reconocimientos, Benicio del Toro ha aprendido a no obsesionarse con premios ni papeles protagónicos. “He cumplido sueños que ni sabía que tenía. Solo quiero disfrutar lo que venga”.
En un tiempo marcado por la prisa y la sobreexposición en redes sociales, su enfoque suena casi revolucionario. “Ahora solo quiero tener fe, esperanza, y seguir sorprendiéndome”, concluyó con serenidad.
