Tiene la responsabilidad de construir “una amplia mayoría social y política” y que “debe ejercer con autonomía el liderazgo”
El histórico triunfo de la exministra Jeannette Jara en las primarias presidenciales pone al comunismo chileno en una encrucijada: Seguir fiel a la ortodoxia de la “vieja guardia” o reformarse para liderar a la izquierda por primera vez en la historia y evitar que el dogmatismo del partido socave las opciones del progresismo de continuar en el gobierno, informó la agencia EFE.
Con el 60% de los votos, Jara se impuso la semana pasada con holgura a su principal rival, la también exministra de Gabriel Boric y representante de la socialdemocracia, Carolina Tohá (28%), y consiguió una de las mayores victorias electorales en la historia del Partido Comunista chileno (PC), en el que milita desde los 14 años.
Su carisma, su gestión al frente del Ministerio de Trabajo y la capacidad de negociación que demostró en la tramitación de leyes claves para el gobierno chileno, como la reforma de las pensiones, son algunos de los factores que explican la victoria.
“Los llamo a no soltar nuestras manos para enfrentar desde la unidad política y social más amplia posible a la ultraderecha chilena y detenerla”, dijo Jara la noche del triunfo, apoyada por Tohá y sus otros contrincantes.
Con 113 años de historia y cerca de 45,000 militantes, el PC es el tercer partido con más afiliados de Chile y cuna política de artistas como Pablo Neruda o Víctor Jara.

Tras jugar un rol fundamental en el gobierno del socialista Salvador Allende, fue duramente perseguido durante la dictadura.
“El PC chileno es una anomalía en el mundo occidental y se distingue de otros partidos comunistas que han ido perdiendo fuerza y diluyéndose en otras nuevas izquierdas”, dijo Octavio Avendaño, sociólogo de la Universidad de Chile.
Pese a definirse como marxista-leninista, “en los 90 desestimó algunos principios de carácter más histórico, como la dictadura del proletariado”, aunque -apuntó Avendaño-, “sigue manteniendo una relación un tanto confusa con el sistema democrático y admira regímenes como el cubano”.
Jara, abogada y administradora pública de 51 años, es considerada una figura menos dogmática que otros líderes comunistas y no era la primera opción de la dirigencia, con la que ha mantenido alguna diferencia durante la campaña.
La más notable fue cuando admitió que en Cuba hay presos políticos y el presidente del partido, Lautaro Carmona, salió a contradecirla públicamente.

Jara enfrentará en la primera vuelta presidencial del 16 de noviembre a una derecha fuerte y favorita en las encuestas, que irá con tres candidatos: Evelyn Matthei, de la derecha tradicional, y los ultraderechistas José Antonio Kast y Johannes Kaiser.
La muestra de cierta autonomía de su partido es algo que contribuyó al triunfo de Jara, según expertos.
Está por ver, sin embargo, si será suficiente o es necesario dar más pasos como, por ejemplo, congelar su militancia del PC.
Jara dijo esta semana, tras el pleno del Comité Central del partido, que la congelar su militancia no está sobre la mesa, mientras que el PC aseguró que tiene la responsabilidad de construir “una amplia mayoría social y política” y que “debe ejercer con autonomía el liderazgo”.
