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Elecciones municipales en Venezuela: Una nueva farsa electoral del chavismo

Elecciones municipales en Venezuela: Una nueva farsa electoral del chavismo
Personas revisan la lista de votación durante las elecciones municipales y concejales este domingo, en Caracas (Venezuela). EFE/ Boris Vergara

Las elecciones de alcaldes y de concejales en Venezuela volvieron a tener bajos números de participación a un año del fraude electoral de las presidenciales

La última parodia electoral montada por el chavismo obtuvo la misma respuesta contundente de los venezolanos, que decidieron quedarse en sus casas como ya hicieron en mayo durante los comicios parlamentarios y regionales, informó el diario argentino La Nación.

La abstención volvió a imponerse en un país que sigue en resistencia, pese al régimen de terrorismo de Estado impuesto por el chavismo, que no ha conseguido doblegar el espíritu de libertad de su población.

Los centros electorales montados para elegir alcaldes y concejales se mostraron tan vacíos como las calles, con unos cuantos miles de personajes repitiendo las mismas escenas que en mayo, como si se tratara del rodaje de una gran superproducción que nadie quiere ver.

En Venezuela ya se votó hace un año, cuando la gente gritó que quieren el regreso de la democracia y el retorno de sus nueve millones de familiares repartidos por el mundo. La comparación de las imágenes de entonces con las de hoy, bajo los mismos parámetros, explican con precisión el estado de depresión nacional que viven hoy los venezolanos.

Los protagonistas de la gran farsa, que ya lleva muchos capítulos, intentaron malabarismos imposibles, como el de Jorge Rodríguez, jefe negociador de la dictadura, que primero inventó que “la abstención no existe porque es un fantasma, sencillamente es inexistente, al final lo importante es qué candidato obtuvo más votos”.

Fotografía cedida por la prensa de la Asamblea Nacional de Venezuela que muestra al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, votando durante las elecciones municipales este domingo, en Caracas (Venezuela). EFE/ Prensa de la Asamblea Nacional de Venezuela.

Horas más tarde, cambió el discurso, alegando “gran afluencia” en los centros de votación que no se percibió como tal. El chavista Consejo Nacional Electoral (CNE) acompañó las palabras de sus líderes con la extensión de dos horas más para votar, la misma pantomima que en anteriores elecciones pese a la evidente ausencia de colas. La famosa maquinaria del chavismo, esa que era capaz de arrastrar a la fuerza a más de un millón de personas además de coaccionar o engañar a muchos más, quedó de nuevo en evidencia.

Casi nadie les hace caso y la falsa oposición creada desde el poder es tan marginal que sus candidatos declaraban con cara de póker ante unos pocos periodistas. Y a sus espaldas, un desierto.

Si las elecciones municipales de hoy se hubieran realizado con unas mínimas condiciones democráticas se hubieran repetido resultados parecidos a los del 28-J del año pasado y los candidatos de la oposición democrática serían alcaldes en el más del 99% de los casos. En el 2024, según las actas electorales bajo protección hoy en Panamá, el chavismo sólo se impuso en dos municipios del Delta Amacuro y en alguno del estado Sucre.

Ni siquiera la amenaza de la imposición de un estado comunal, que la revolución bolivariana activa y desactiva cuando cree conveniente, consiguió atraer votantes a las urnas.

Washington intentó modificar el escenario con la declaración de organización terrorista para el Cartel de los Soles, la fantasmagórica narcomafia de los generales chavistas.

“Venezuela, siguen enviando drogas a nuestro país, han sido muy desagradables. Y no podemos dejar que esto pase”, certificó Donald Trump en sus redes sociales, horas después de que su secretario de Estado, Marco Rubio, subrayara que Maduro no es el presidente de Venezuela y “su régimen no es el gobierno legítimo”.

El propio dictador Nicolás Maduro aprovechó las idas y venidas para mostrar su su desconcierto ante la “política bipolar” de Washington. “Hoy dicen algo y mañana lo contrario”, razonó el presidente de facto, que evita siempre la crítica directa contra Trump.

La embajada estadounidense en Venezuela contestó más tarde a Maduro al asegurar que su régimen criminal no durará para siempre “y la tierra de Bolívar volverá a ser democrática y libre”.

Precisamente uno de los detenidos durante la última embestida chavista también se llama Simón Bolívar y es dirigente universitario en Caracas. El joven sigue desaparecido.

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