El documento del 2024 excluye referencias a corrupción, derechos LGTBI y violaciones en países como Israel, El Salvador y Rusia
La Administración de Donald Trump publicó con varios meses de retraso su informe anual sobre derechos humanos correspondiente al 2024, el documento, reducido bajo la dirección del secretario de Estado Marco Rubio, ha desatado controversia por omitir críticas a aliados estratégicos como El Salvador, Israel y Rusia, y por endurecer el lenguaje contra países considerados rivales, como Brasil y Sudáfrica, informó la agencia EFE.
Desde 1977, este informe elaborado por el Departamento de Estado ha servido como referencia clave para el Congreso de Estados Unidos en la asignación de ayuda exterior.
Sin embargo, la edición de este año marca un giro drástico al eliminar capítulos completos sobre corrupción, derechos del colectivo LGTBI y violencia de género, reduciendo su contenido a la extensión mínima legal, según fuentes internas.
Uno de los cambios más notables se observa en la sección dedicada a El Salvador, a diferencia del informe del 2023, que incluía denuncias de tortura y condiciones penitenciarias degradantes, el documento actual afirma que no hubo informes creíbles de violaciones significativas de derechos humanos.
El texto incluso elogia el mínimo histórico de violencia de pandillas, atribuido al estado de excepción del autócrata Nayib Bukele, un cercano aliado de Trump.
Además, destaca que Bukele ofreció a Estados Unidos utilizar la prisión de máxima seguridad Cecot —duramente criticada por organismos internacionales— para albergar a migrantes indocumentados acusados de integrar grupos criminales como el Tren de Aragua.
Respecto a Israel, el informe suaviza el tono en medio de la ofensiva en Gaza, aunque menciona ejecuciones extrajudiciales de palestinos y omite toda referencia a la reforma judicial impulsada por Netanyahu, así como a sus casos de corrupción, que sí figuraban en reportes anteriores.
En el caso de Rusia, se mantienen las denuncias por crímenes de guerra en Ucrania, pero desaparecen las menciones sobre la persecución a la comunidad LGTBI.
Ese cambio se da pocos días antes de una reunión programada entre Trump y el dictador ruso Vladímir Putin en Alaska, donde discutirán un posible acuerdo de paz para Ucrania.
En contraste con la indulgencia hacia aliados, el informe lanza duras críticas a Brasil, país con el que Trump mantiene tensas relaciones tras el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, su aliado político.
El Departamento de Estado acusa al gobierno de Lula da Silva de reprimir desproporcionadamente la libertad de expresión de seguidores bolsonaristas y de censurar plataformas como X (antes Twitter), suspendida temporalmente por orden judicial por difundir desinformación.
Sobre Sudáfrica, el informe denuncia un deterioro significativo de los derechos humanos, enfocándose en la expropiación de tierras a la minoría blanca afrikáner.
Trump ha acusado públicamente al presidente Cyril Ramaphosa de permitir un supuesto genocidio de blancos, declaración que Pretoria ha rechazado con firmeza, en mayo, Estados Unidos otorgó refugio a un grupo de afrikáners, lo que ha tensado aún más las relaciones bilaterales.
La reconfiguración del informe refleja el cambio de prioridades de la administración Trump en política exterior: menos foco en estándares globales tradicionales y más alineamiento con los intereses geopolíticos del nuevo gobierno.
Con la eliminación de secciones claves y el trato desigual hacia países aliados y adversarios, esta edición pone en entredicho el papel del informe como herramienta imparcial de derechos humanos.