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En Nicaragua se ha iniciado la transición del 'orteguismo' al 'murillismo', según analista

En Nicaragua se ha iniciado la transición del 'orteguismo' al 'murillismo', según analista
Fotografía de archivo de Daniel Ortega (d) y Rosario Murillo (i). EFE/Jorge Torres

La caída de exaliados cercanos a Daniel Ortega revela fracturas internas en el poder, mientras Rosario Murillo consolida una sucesión dinástica cada vez más autoritaria

La detención del excomandante de la revolución sandinista Bayardo Arce y del general retirado Álvaro Baltodano, ambos antiguos asesores del presidente de facto Daniel Ortega, marca un nuevo capítulo en la ruptura interna del poder sandinista, en lo que varios analistas califican como el paso de la era del “orteguismo” al “murillismo”, informó la agencia EFE.

Según el sociólogo y exasesor del Frente Sandinista, Óscar René Vargas, esta reconfiguración del poder obedece a un proceso de sucesión dinástica encabezado por Rosario Murillo, esposa de Ortega y también copresidenta del país.

“Se está produciendo una ruptura en los anillos de poder en la transición del ‘orteguismo’ al ‘murillismo’”, afirmó Vargas, exiliado y desnacionalizado por el régimen.

Oscar Rene Vargas, analista Politico nicaraguense.  Foto Lissa Villagra

El exasesor del FSLN —quien fue uno de los 222 presos políticos expulsados de Nicaragua en el 2023— señala que estas capturas forman parte de un plan para allanar el camino a uno de los hijos del matrimonio Ortega-Murillo, en un esquema que recuerda a dinastías autoritarias.

El politólogo Silvio Prado, también exiliado, comparó las recientes detenciones con las purgas estalinistas de la antigua URSS.

“Esta maquinaria exterminadora no se detendrá hasta que el camino de la sucesión esté completamente despejado para la matriarca y su familia”, advirtió.

Prado señaló que ningún miembro del llamado “sandinismo histórico” está a salvo, independientemente de su lealtad. “No es ideología; es biología”, sentenció, en referencia al enfoque familiarista del poder actual.

Los analistas coinciden en que el Frente Sandinista ha dejado de ser un partido político institucionalizado, y se ha transformado en un proyecto familiar con poder absoluto, donde antiguos compañeros de lucha ahora son enemigos potenciales.

Activista Haydée Castillo, (centro) exiliada.

La activista Haydée Castillo, también exiliada, sostuvo que la dictadura de Ortega y Murillo está dispuesta a llegar a extremos para garantizar que Rosario Murillo o sus herederos se mantengan en el poder tras la eventual salida de Ortega, quien cumple 80 años este 11 de noviembre.

“Ambos han ido progresivamente despejando el camino, Rosario Murillo no podrá sobrevivir en el poder, al cual llega como impostora y sin legitimidad”, advirtió.

Castillo recordó también la muerte en arresto domiciliario del general Humberto Ortega, hermano del mandatario, tras ser acusado de traición por criticar la sucesión dinástica. Con él, otros históricos del sandinismo como Henry Ruiz y Bayardo Arce han sido detenidos o investigados en los últimos meses.

Las detenciones, el despojo de nacionalidades, y la persecución a excolaboradores reflejan el nivel de tensión y paranoia dentro del régimen Ortega-Murillo, que ya no distingue entre opositores y antiguos aliados.

La comunidad internacional sigue condenando estas acciones, mientras Nicaragua se hunde más profundamente en un autoritarismo familiar, donde los intereses personales han sustituido cualquier proyecto político colectivo.

La historia del sandinismo, que nació con ideales de justicia social y liberación nacional, hoy vive una de sus etapas más oscuras: una purga interna para garantizar el traspaso de poder dentro de una familia, con consecuencias aún imprevisibles para el futuro del país.

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