La Eurocámara, en cambio, evita hablar de genocidio en Gaza y de la hambruna provocada por Israel
Se trata de una situación sin precedentes. El Parlamento Europeo aprobó este jueves una resolución para suspender parcialmente el Acuerdo de Asociación comercial con Israel. Con 305 votos a favor, 151 en contra y 122 abstenciones, la cámara legislativa ha decidido apoyar la propuesta de Ursula Von Der Leyen, presentada un día antes, en la que se inscriben una serie de medidas para presionar al gobierno israelí a parar la guerra en Gaza, informaron medios de prensa internacional.
Desde hace meses, varios Estados miembros han estado exigiendo acciones más contundentes ante lo que consideran una situación catastrófica en Gaza. Y justamente ese ha sido el término utilizado: Catastrófica, una palabra que para muchos -entre ellos, el gobierno español- es insuficiente.
Los diputados socialdemócratas, liberales y verdes habían presentado una enmienda al texto original para mencionar que “hay evidencia clara de que en Gaza se está cometiendo un genocidio”.

Sin embargo, el Parlamento decidió no incluir la palabra “genocidio”, a la espera del dictamen de la Corte Internacional de Justicia, que decidirá si ese calificativo es aplicable o no a lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza. Se han eliminado también dos frases que acusaban directamente a Israel y sus altos funcionarios: “el hambre en Gaza es provocada” y “los ministros israelíes exigen abiertamente acciones genocidas”. Un ataque frontal que, por ahora, los diputados han decidido evitar.
Primero hay que precisar que se trata de una resolución no vinculante, es decir, los Estados miembros no están obligados a cumplirlo. Sin embargo, el simbolismo político es enorme.
Es una manera de mostrar un fuerte descontento con las acciones militares de Israel en Medio Oriente, activando por primera vez el artículo 2 del Acuerdo de Asociación, que establece que el respeto a los derechos humanos es un elemento esencial.

Además, marca un precedente para futuras relaciones de la Unión Europea con sus socios y aliados, en las que el buen comportamiento condicionará la continuidad de los pactos.
Concretamente, suspender el apoyo bilateral a Israel implicaría lo siguiente: congelación de fondos europeos destinados a cooperación directa con el Estado de Israel, suspensión de las importaciones de productos israelíes con aranceles reducidos, revisión del acceso de Israel a programas europeos claves y suspensión de reuniones bilaterales de alto nivel, entre otras medidas.
Se estima que la congelación de las ventajas comerciales entre la UE e Israel costaría a las empresas israelíes alrededor de $1,200 millones al año.
