Uno de cada cuatro habitantes vive en pobreza y más del 30% se considera vulnerable, en un contexto marcado por crisis múltiples, desigualdad estructural e incertidumbre
El desarrollo humano en América Latina y el Caribe se encuentra estancado y en riesgo de sufrir importantes retrocesos, según advirtió el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la presentación de su Informe Regional sobre Desarrollo Humano 2025, titulado “Bajo presión: recalibrando el futuro del desarrollo en América Latina y el Caribe”, informó la agencia EFE.
El informe, presentado en Ecuador, señala que una de cada cuatro personas en la región vive en pobreza, mientras que el 31% se encuentra en situación de vulnerabilidad, es decir, justo por encima del umbral de pobreza, sin lograr consolidar una clase media estable.
“Una nueva era de incertidumbre, crisis superpuestas y rápidas transformaciones se entrelaza con vulnerabilidades estructurales y desafíos de gobernanza profundamente arraigados, poniendo en riesgo los avances que tanto han costado alcanzar”, afirmó Michelle Muschett, directora del PNUD para América Latina y el Caribe.
Tras décadas de avances sostenidos, el progreso en desarrollo humano comenzó a desacelerarse a mediados de la década del 2010, según explicó Almudena Fernández, economista jefe del PNUD para la región.

Aunque la pobreza repuntó durante la pandemia y luego descendió, la recuperación ha sido lenta y no logra revertir la fragilidad estructural de muchas economías y sociedades.
El informe alerta que América Latina y el Caribe enfrentan nuevas policrisis derivadas del avance tecnológico desigual, el cambio climático, la fragmentación social y el debilitamiento institucional. A principios del 2025, la región registró niveles de incertidumbre un 50% superiores a la media mundial, y más del doble de los observados en 1990.
Entre los riesgos emergentes, el PNUD destaca el uso desigual de tecnologías como la inteligencia artificial, que puede replicar los patrones de exclusión y desigualdad ya existentes.

Además, América Latina es la región donde más ha crecido la polarización política en las últimas décadas, lo que, según Fernández, mina la confianza en las instituciones, frena la gobernanza efectiva y abre espacio al crimen organizado y a mayores flujos migratorios.
En cuanto al cambio climático, aunque la población se muestra más consciente de su impacto, el crecimiento económico sigue siendo la prioridad, lo que dificulta la adopción de políticas sostenibles a largo plazo.
Ante este panorama, el PNUD propone recalibrar la agenda del desarrollo humano, colocando la resiliencia como principio central de la política pública, de las instituciones y de la infraestructura regional.
Esto implicaría avanzar hacia sistemas de protección social más universales, reforzar la presencia institucional en los territorios y desarrollar infraestructuras capaces de soportar crisis múltiples, desde desastres naturales hasta shocks económicos o sociales.
“La región aún está a tiempo de convertir la presión en un catalizador para redefinir su trayectoria de desarrollo”, concluyó Muschett.
