El gobierno justifica el recorte de 223 proyectos en 16 estados alegando baja rentabilidad; la medida afecta principalmente a iniciativas renovables
El gobierno del presidente estadunidense, Donald Trump, anunció la cancelación de ayudas por un valor superior a $7,500 millones destinadas a 223 proyectos energéticos, en su mayoría enfocados en fuentes renovables, y localizados en 16 estados gobernados por demócratas, informó la agencia EFE.
Según el Departamento de Energía, las 321 subvenciones anuladas -correspondientes a estos proyectos- no contribuían de manera significativa a satisfacer las necesidades energéticas del país, no eran económicamente viables y no generarían un retorno positivo de la inversión de los fondos públicos.
El comunicado estima que el recorte generará un ahorro de aproximadamente $7,560 millones para los contribuyentes.

Los fondos cancelados procedían de agencias como la Oficina de Demostración de Energías Limpias, la de Eficiencia Energética y Energías Renovables, la de Modernización de Redes Eléctricas y la de Proyectos de Investigación Energética Avanzada. No se detallaron públicamente los proyectos afectados.
El director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Russell Vought, defendió la medida y la calificó como un freno a lo que denominó la falsa iniciativa del Nuevo Pacto Verde, en referencia al programa climático promovido por la anterior administración demócrata.
Los estados afectados incluyen California, Nueva York, Massachusetts, Nueva Jersey, Illinois y Washington, entre otros bastiones demócratas que votaron mayoritariamente por la presidenta Kamala Harris en las elecciones de noviembre.

Además, el 26% de los subsidios eliminados (valorados en unos $3.100 millones) fueron concedidos entre el 5 de noviembre del año pasado y el 20 de enero, cuando Trump retomó la presidencia.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha endurecido su postura contra las políticas ambientales de la administración anterior.
Ha paralizado numerosos proyectos de energía eólica marina, especialmente en la costa este, y ha impulsado el desarrollo de minería de carbón, la fracturación hidráulica para la extracción de petróleo y gas, y la inversión en energía nuclear avanzada.
En diversas declaraciones, el mandatario ha argumentado que Estados Unidos necesita duplicar o triplicar su producción eléctrica en los próximos años para satisfacer la creciente demanda energética de los centros de datos que impulsan el auge de la inteligencia artificial.
La decisión ha generado fuertes críticas en sectores ambientalistas y en gobiernos estatales afectados, que ven en la medida no solo un golpe a la transición energética, sino también un castigo político encubierto.
