Un estudio revela que cuando el cuidado de los padres es limitado, los hermanos se convierten en los principales maestros
Un equipo internacional de investigadores ha demostrado que las aves cantoras jóvenes, como el carbonero común europeo, pueden aprender conductas esenciales para su supervivencia no solo de sus padres, sino también de sus hermanos y otros adultos cercanos, informó la agencia EFE.
El hallazgo, publicado en la revista científica PLOS Biology, se basa en un experimento realizado por científicos de la Universidad de California Davis y el Instituto Max Planck de Conducta Animal (Alemania), entre ellos el investigador colombiano Gustavo Alarcón-Nieto.
El estudio involucró a 51 parejas de carboneros y sus 229 crías, que fueron separadas de sus padres y expuestas a un reto alimenticio: resolver un rompecabezas que consistía en deslizar una pequeña puerta roja a izquierda o derecha para acceder a una recompensa de gusanos, su alimento preferido.
Gracias a dispositivos automatizados y microchips en las aves, los investigadores recopilaron millones de datos sobre sus movimientos, interacciones y aprendizaje durante 10 semanas.

“Las cajas de rompecabezas totalmente automatizadas nos permitieron recopilar datos de alta resolución sobre cientos de aves, generando un gran volumen de información sobre las estrategias de aprendizaje en la naturaleza”, explicó Sonja Wild, coautora del estudio.
Si bien las aves eran más propensas a aprender si sus padres eran hábiles con el rompecabezas, la investigación reveló que los hermanos y otros adultos no relacionados tenían una influencia aún mayor en cómo las crías aprendían.
En el grupo de juveniles más rápidos en aprender, casi el 75% aprendió de adultos que no eran sus padres, y solo un 25% de sus propios progenitores. En el segundo grupo más eficaz, el 94% de las aves aprendió observando a sus hermanos.
Estos resultados desafían la noción tradicional de que el aprendizaje animal en etapas tempranas ocurre únicamente a través de la llamada herencia cultural parental, en la que las crías imitan las conductas de sus padres.
Este estudio proporciona una visión más rica y matizada del aprendizaje social en animales, y demuestra que los hermanos pueden ser fuentes clave de conocimiento en contextos donde el cuidado parental es breve o limitado”, concluyó Wild.
Los carboneros comunes abandonan el nido tras apenas diez días y reciben cuidados parentales mínimos después de volar por primera vez. En ese contexto, la observación entre hermanos se convierte en una herramienta crucial de aprendizaje, permitiendo la transmisión de conocimientos más allá del núcleo familiar.
Este tipo de investigaciones abre la puerta a entender cómo los comportamientos complejos pueden surgir y transmitirse en comunidades animales sin depender exclusivamente de la relación directa entre padres e hijos, lo cual también puede tener implicaciones para estudios sobre evolución, ecología y educación animal.
