Entre las entidades afectadas figuran compañías de China, Panamá, Emiratos Árabes Unidos y Bangladesh, acusadas de apoyar el régimen iraní
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció un nuevo paquete de sanciones contra más de 50 empresas, individuos y embarcaciones por su presunta participación en la red internacional que facilita la exportación de petróleo y productos derivados desde Irán, en violación de las sanciones impuestas a ese país, informó la agencia Europa Press.
Según el comunicado oficial, las entidades sancionadas forman parte de una “maquinaria de exportación” que ha permitido al régimen iraní generar miles de millones de dólares en ingresos, recursos que -asegura Washington- son utilizados para financiar actividades desestabilizadoras y grupos considerados terroristas por Estados Unidos.
Las medidas afectan a empresas registradas en diversos países, incluyendo China, Panamá, Emiratos Árabes Unidos y Bangladesh, también se señala directamente a una estación petrolífera con sede en China y a decenas de buques vinculados con la llamada flota en la sombra iraní, una red de embarcaciones que opera de manera encubierta para transportar crudo iraní y evadir sanciones internacionales.

“Estas acciones buscan desmantelar los elementos clave que sostienen el flujo de dinero iraní derivado de la venta ilegal de petróleo”, afirmó el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
Las autoridades estadunidenses denunciaron además el uso de tácticas sofisticadas para ocultar el origen del petróleo, como la transferencia de cargamentos entre buques en altamar, con apoyo logístico en el golfo Pérsico y en aguas cercanas a Singapur y Malasia.
Estas maniobras, conocidas como ship-to-ship transfers, dificultan la trazabilidad del crudo y permiten su comercialización en mercados internacionales pese a las restricciones.
Esta es la cuarta ronda de sanciones impuesta por la Administración del presidente Donald Trump contra actores involucrados en la cadena de exportación energética de Irán, y la segunda en la que se incluyen empresas chinas que operan como refinerías o centros logísticos para el crudo iraní.
Las sanciones implican la congelación de activos que estas empresas y personas puedan tener en jurisdicción estadunidense y la prohibición de realizar transacciones financieras con ciudadanos o entidades de Estados Unidos, entre otras medidas.
Con este nuevo golpe financiero, Washington busca debilitar la capacidad del gobierno iraní de financiar su aparato político y militar, en momentos en que continúan las tensiones geopolíticas en Medio Oriente y aumentan las denuncias por violaciones a los acuerdos nucleares por parte de Teherán.
