El hijo del fundador del Cártel de Medellín busca concientizar a las nuevas generaciones con un relato de su niñez entre criminales
“Yo concientizo, Netflix glorifica”. Así resume Juan Pablo Escobar, hijo del tristemente célebre Pablo Escobar, el objetivo de su nueva obra, la novela gráfica “Escobar, una educación criminal”, publicada por Norma Editorial, con la que busca desmontar el mito de su padre y contar, desde su propia mirada, lo que significó crecer entre criminales, informó la agencia EFE.
El arquitecto y escritor colombiano explicó que, frente al “hartazgo” por la sobreexposición mediática del nombre de su padre -que hoy genera más noticias que cuando estaba vivo matando a gente- esta obra le permite recuperar su propia historia. “Ahora el protagonista soy yo”, aseguró.
Acompañado por Pablo Martín Farina en el guion y Alberto Madrigal en la ilustración, Escobar reconstruye episodios de su infancia en un entorno dominado por la violencia, los guardaespaldas y el miedo.

En el relato, su padre no aparece hasta el desenlace, pues el foco está en el niño que creció bajo la sombra del narco más temido del mundo.
El autor recordó la compleja relación con su padre, que pese a no estar en casa, era muy presente. “Tengo cartas manuscritas semanales que enviaba desde la selva. Fue un papá muy presente pese a la ausencia en el hogar”, contó.
Esa dualidad marcó su infancia: “Me enseñó a decir por favor y gracias mientras mandaba a matar personas y era un terrorista. En momentos era el papá, y en otros, el mafioso”.
A pesar de haber controlado el 80% del tráfico de cocaína en el mundo, Pablo Escobar le advertía a su hijo que la cocaína es un veneno y que debía mantenerse alejado de las drogas.
Hoy, su hijo considera que el dinero del narcotráfico es una maldición y reconoce que ser millonario no lo hizo feliz. Su misión, afirma, es desactivar el pensamiento de los jóvenes que ven a mi padre como un ejemplo de éxito.

Escobar subrayó que la diferencia entre su mensaje y el de la cultura popular es clara. “Yo concientizo, Netflix glorifica. Son las mismas historias, pero desde un ángulo diferente”, aseguró Escobar.
Cuando se cruza con jóvenes tatuados con el rostro de su padre, les advierte. “Estás equivocado, hermano. El éxito de mi padre duró cinco minutos. Murió a los 44 años”.
El autor, que se ha reunido con más de 150 familias víctimas de la violencia del Cártel de Medellín, sostiene que el perdón es la única forma de transformar el presente y el futuro. “Prefiero morirme antes que repetir la historia de mi padre”, afirmó con firmeza.
Juan Pablo Escobar también reflexionó sobre la batalla actual contra las drogas en su país: “La prohibición no funciona, tampoco las fumigaciones. Es un problema de salud pública que se está abordando con lógica militar. Hay que revisar las políticas públicas”, advirtió.
Con ironía, cerró su intervención deseando que su obra sea censurada: “Ojalá prohíban mi cómic, así venderé muchas más copias”, dijo entre risas.
Con “Escobar, una educación criminal”, Juan Pablo Escobar no busca redimir a su padre, sino mostrar el costo humano de su legado y recordar que no hay éxito posible en la violencia.
