Más de 15 millones de chilenos están llamados a las urnas este domingo en un proceso inédito que combina sufragio obligatorio y censo automático
Chile celebra este domingo unas elecciones presidenciales y parlamentarias históricas, en las que, por primera vez, votar no será solo un derecho, sino un deber ineludible, informó la agencia EFE.
El voto obligatorio, bajo pena de multa y solo evitable con una justificación ante la Policía, podría duplicar la participación registrada en los comicios del 2021 y alterar el equilibrio político del país.
En total, 15.6 millones de chilenos están llamados a las urnas, incluidos miles de jóvenes y migrantes que votarán por primera vez, este cambio convierte al proceso en uno de los más inciertos desde el retorno a la democracia, con analistas advirtiendo que la irrupción del votante despolitizado y apático podría dar giros inesperados en la contienda.

“Las personas que no están politizadas suelen inclinarse hacia el centro, así que los candidatos más moderados podrían captar a los indecisos”, explica Kenneth Bunker, politólogo de la Universidad Académica San Sebastián, sin embargo, advierte que los jóvenes podrían favorecer a la derecha radical, que llega con varios aspirantes en competencia.
En el bloque conservador, tres figuras concentran la atención: José Antonio Kast, del Partido Republicano y finalista en el 2021; Johannes Káiser, del Partido Nacional Libertario, y Evelyn Matthei, exministra y representante de la derecha tradicional.
Matthei, hija de un general de la dictadura de Pinochet, es considerada la candidata más viable del sector para alcanzar la segunda vuelta.
En el otro extremo, la izquierda unifica fuerzas en torno a Janette Jara, exministra y líder de la coalición progresista, que se perfila como la ganadora de la primera vuelta en su bloque.
El voto de los migrantes podría ser otro de los factores determinantes. En los últimos años, Chile ha recibido a cientos de miles de ciudadanos venezolanos, colombianos, peruanos y bolivianos, conformando un electorado cada vez más numeroso y heterogéneo.
El tema migratorio ha estado en el centro de la campaña, con la mayoría de los candidatos defendiendo un mayor control fronterizo ante el aumento de la delincuencia, uno de los principales problemas que preocupan a la ciudadanía.

“Los inmigrantes tienden a votar de forma racional, buscando preservar su bienestar. Probablemente se inclinen por quien les ofrezca más estabilidad y seguridad”, apunta Bunker.
Sin embargo, la retórica antiinmigrante de ciertos sectores podría generar un voto de castigo entre las comunidades extranjeras.
La última vez que Chile combinó voto obligatorio y censo automático fue en los referendos constitucionales del 2022 y el 2023, en los que el rechazo a las reformas marcó el pulso político del país y fortaleció a la derecha.
Esta vez, con más de la mitad del electorado votando por obligación, el impacto del sufragio forzoso es impredecible. Los expertos coinciden en que la elección pondrá a prueba la madurez democrática de un país que ha vivido trece procesos electorales desde el estallido social del 2019.
Entre la apatía, la desconfianza política y la presión por cumplir con el deber cívico, Chile se encamina hacia unas elecciones que podrían redefinir su rumbo político y marcar un antes y un después en su historia electoral.
