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Macron advierte a Xi Jinping del riesgo de "desintegración del orden mundial"

Macron advierte a Xi Jinping del riesgo de "desintegración del orden mundial"
El presidente francés, Emmanuel Macron (d), saluda a los niños junto al presidente chino, Xi Jinping (i). EFE/EPA/ADEK BERRY / POOL

El presidente francés presiona a Pekín para implicarse en Ucrania y contener la inestabilidad global

El presidente francés, Emmanuel Macron, aterrizó en Pekín con un mensaje preparado para dejar huella. Francia espera que China actúe, y que lo haga ya, tanto en el tablero militar de Ucrania como en la arena económica global, donde la balanza se inclina de manera creciente hacia Pekín, informó el diario La Razón.

La visita, envuelta en la solemnidad habitual del Gran Palacio del Pueblo pero marcada por un clima internacional cada vez más áspero, se convirtió desde el primer minuto en un pulso diplomático en el que la parte francesa buscó combinar firmeza, realismo y una dosis calculada de presión.

Desde el inicio de la reunión, el mandatario francés instó al dictador Xi Jinping a implicarse en pasos “concretos” que permitan avanzar hacia un alto el fuego en Ucrania.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron (izq.), habla junto al presidente de China, Xi Jinping (der.), durante una conferencia de prensa conjunta en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, China, el 4 de diciembre de 2025. EFE/EPA/ADEK BERRY / POOL

Asimismo, reclamó “al menos una moratoria” sobre los ataques rusos a infraestructuras críticas, un gesto que, a su juicio, podría frenar la escalada y abrir la puerta a lo que describió como una “paz robusta y duradera”.

Recordó que ambos, como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, tienen una responsabilidad particular en la gestión de un conflicto que, según dijo, “amenaza directamente la seguridad europea y la vigencia del orden internacional fundamentado en normas y no en la fuerza”.

El mensaje no fue casual. París lleva meses observando con inquietud la posición oficial china, presentada como neutral pero interpretada en Europa, y muy especialmente en las capitales del este del continente, como excesivamente indulgente con Moscú.

Macron, que desde hace años defiende una autonomía estratégica europea que permita a la UE no actuar por inercia ni a remolque de Washington, intentó convencer a su anfitrión de que un involucramiento más activo para frenar la contienda no solo reforzaría la imagen global de China como potencia responsable, sino que también evitaría un deterioro irreversible en su relación con Europa.

Presidente francés Emmanuel Macron (R) y su homologo chino Xi Jinping (L). EFE/EPA/ADEK BERRY / POOL

A esta tensión de fondo se sumó inevitablemente el asunto de Taiwán convertido en uno de los ejes más sensibles de la política internacional contemporánea.

El recuerdo del viaje de Macron a China en abril de 2023 planeó sobre la conversación. Entonces, sus declaraciones instando a Europa a no convertirse en “seguidora” de Estados Unidos en el estrecho de Taiwán fueron recibidas con entusiasmo en Pekín, pero generaron un terremoto político en Bruselas, Berlín y Washington.

Actualmente, con el clima regional aún más cargado tras las palabras de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, quien afirmó que un eventual uso de la fuerza por parte de China podría representar “una amenaza a la supervivencia” de Japón, cualquier matiz adquiere un peso multiplicado.

Pekín, consciente del alcance de esas declaraciones niponas y de la creciente atención internacional sobre la “isla rebelde”, ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos para que otros actores validen, al menos parcialmente, su interpretación del statu quo. La reciente conversación entre Xi y el presidente estadounidense Donald Trump apunta en esa dirección: China quiere mostrar que habla con todos y que no se dejará aislar. En ese contexto, el Elíseo dejó claro que mantiene su adhesión estricta a la política de “una sola China”, pero reclamó moderación a todas las partes —en especial a Pekín— y subrayó la necesidad de evitar cualquier paso que altere la delicada estabilidad regional. Para Francia, no se trata de desafiar la visión china, sino de contener cualquier deriva que convierta al Indo-Pacífico en un nuevo foco de confrontación abierta.

En este punto de la reunión, Macron subrayó la gravedad del momento internacional. “Nos enfrentamos al riesgo de la desintegración del orden internacional que garantizó la paz durante décadas y, en este contexto, el diálogo entre China y Francia es más esencial que nunca”, afirmó Macron el jueves. Con estas palabras, el presidente francés advirtió que el sistema global basado en normas atraviesa una fase crítica y que la cooperación entre París y Pekín podría resultar determinante para contener un deterioro que considera cada vez más acelerado.

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