Cancillería recibe al secretario ejecutivo del TPCE y reafirma el liderazgo del país en la no proliferación nuclear
Panamá reafirmó su papel como aliado estratégico en la lucha contra los ensayos nucleares, al recibir este jueves a Robert Floyd, secretario ejecutivo de la Organización del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCE), quien destacó desde el Palacio Bolívar del Ministerio de Relaciones Exteriores, el rol clave del país en la defensa del desarme y la prevención de nuevas pruebas atómicas.
Floyd ofreció una conferencia sobre la importancia del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares y el papel de Panamá en el fortalecimiento del régimen multilateral de no proliferación, evento que fue inaugurado por el canciller Javier Martínez Acha Vásquez, reafirmando el compromiso del país con el desarme y la no proliferación nuclear.

El canciller recordó que Panamá ha firmado y ratificado todos los principales instrumentos internacionales en la materia, entre ellos el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, el Tratado de Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, el Tratado de No Proliferación (TNP) y el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN).
“El desarme, los sistemas de control y la diplomacia son la línea que separa a la civilización de su extinción”, afirmó el canciller, proponiendo reforzar la moratoria de ensayos, ofrecer compromisos graduales a potencias que aún no han ratificado el tratado, regionalizar la prohibición de pruebas y reconocer a los Estados que avanzan hacia la paz con hechos concretos.

Por su parte, el viceministro Carlos Guevara Mann destacó la trayectoria de Floyd como cuarto secretario ejecutivo del organismo, así como su liderazgo previo en la Oficina Australiana de Salvaguardias y No Proliferación y su trabajo a favor de la igualdad de género y el desarrollo científico. Subrayó que recibirlo en el Palacio Bolívar “vincula simbólicamente el legado del Congreso Anfictiónico de 1826 con los esfuerzos contemporáneos para evitar que el horror nuclear se repita”.
Durante su intervención, Floyd recordó su reciente visita a Nagasaki en la víspera del 80º aniversario del bombardeo atómico, usando ese testimonio para ilustrar la devastación causada por un arma nuclear y la urgencia de impedir que hechos semejantes vuelvan a ocurrir.
Explicó la evolución histórica de los ensayos nucleares desde 1945 y cómo, tras décadas de pruebas, se logró abrir a firma en 1996 el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, que desde entonces ha generado la moratoria más prolongada de la historia moderna. Mientras, antes de 1996 se habían registrado más de 2,000 pruebas, desde su apertura a firma solo un Estado ha realizado un número reducido de ensayos.

Floyd destacó el rol pionero de Panamá, uno de los primeros países en firmar el tratado el 24 de septiembre de 1996, así como su participación activa en el sistema internacional de monitoreo, que incluye una estación de radionúclidos en la ciudad de Panamá. Esta estación forma parte de una red global de 337 instalaciones capaces de detectar explosiones nucleares, verificar compromisos estatales y evitar la difusión de información errónea cuando fenómenos naturales son confundidos con pruebas nucleares.
El secretario ejecutivo también resaltó los beneficios humanitarios de la infraestructura del tratado, que apoya sistemas de alerta de tsunamis, vigilancia sísmica, monitoreo volcánico y operaciones de búsqueda y rescate. Como ejemplo, mencionó la precisión con la que datos hidroacústicos permitieron localizar los restos de un submarino argentino hundido en el Atlántico Sur.
Floyd describió el tratado como “un faro de esperanza”, señalando que, aunque aún no ha entrado en vigor, ha establecido una norma sólida contra los ensayos nucleares. Recordó que, 80 años después de Hiroshima y Nagasaki, no se ha vuelto a utilizar un arma nuclear en combate, y expresó la aspiración mundial de que “Hiroshima haya sido la primera y Nagasaki la última”.
