El líder demócrata aseguró que la instrucción operativa fue “destruir la droga y matar a las 11 personas en la embarcación”
El almirante Frank Bradley aseguró a legisladores estadounidenses que no recibió ninguna orden de ejecutar o matar a los sobrevivientes de un ataque militar contra una supuesta embarcación narcotraficante en el Caribe, cerca de Venezuela, informó el noticiero colombiano NTN 24.
La operación se realizó el pasado 2 de septiembre y permanece bajo investigación.
La afirmación la hizo el jueves durante una sesión informativa clasificada en el Capitolio, en medio de crecientes cuestionamientos sobre la legalidad de la actuación militar y la directriz gubernamental que la originó.
El senador republicano Tom Cotton, presidente del Comité de Inteligencia del Senado, afirmó al salir de la reunión que el almirante Bradley “fue muy claro al afirmar que no recibió ninguna orden de ese tipo, ni de no dar cuartel ni de ‘matarlos a todos’”.

Cotton defendió la operación y sostuvo que, en circunstancias similares, él habría ordenado múltiples ataques.
Sin embargo, no todos los legisladores comparten esa interpretación.
Tras ver el video del segundo ataque -en el que fueron asesinadas dos personas que sobrevivieron al primer bombardeo-, representantes demócratas calificaron el episodio como profundamente perturbador.
El congresista Adam Smith, líder demócrata del Comité de Servicios Armados de la Cámara Baja, aseguró que la instrucción operativa transmitida al personal militar fue “destruir la droga y matar a las 11 personas en la embarcación”.
Según Smith, los dos sobrevivientes estaban “sin camisa, aferrados a la proa de una embarcación volcada e inoperativa, a la deriva”, lo que plantea dudas sobre si constituían un objetivo legítimo.
El escrutinio legislativo se intensificó luego de que The Washington Post revelara que Bradley habría ordenado un segundo ataque para cumplir presuntamente con la orden del secretario de Guerra, Pete Hegseth de “matar a todos”.

Expertos legales citados por el diario advirtieron que atacar a personas en condición de supervivencia, sin capacidad de combate, podría constituir un delito bajo el derecho internacional.
El presidente Donald Trump dijo el miércoles que el Pentágono divulgará el video del segundo bombardeo, aunque minimizó la controversia. De igual forma, el secretario de Defensa aseguró que no supervisó directamente la operación.
Mientras tanto, un funcionario del Departamento de Defensa señaló a la cadena NBC News que Bradley consideró a los supervivientes como “objetivos militares legítimos”, al identificarlos como presuntos “narcoterroristas”.
Versiones cercanas al caso sostienen que, tras el primer ataque, las dos personas que quedaron con vida se comunicaron con otra embarcación sospechosa de estar involucrada en actividades de narcotráfico, lo que habría influido en la decisión de atacarlos nuevamente.
Datos confirmados por el Pentágono indican que, desde el inicio del despliegue militar en el Caribe en agosto, se han ejecutado 21 ataques contra presuntas “narcolanchas”, con un saldo de 82 personas asesinadas catalogadas como “narcoterroristas”.
La Casa Blanca vincula esas operaciones al combate contra el Tren de Aragua y el Cártel de los Soles, organizaciones que Washington asocia a estructuras criminales surgidas en Venezuela y que la administración Trump designó como entidades terroristas.
Esas acciones forman parte del amplio operativo naval estadunidense en el Caribe y de su creciente presión contra la dictadura de Nicolás Maduro.
