La organización animalista critica la crueldad en granjas que abastecen a la cadena de comida rápida y llama a sustituir el tradicional pollo navideño
Un Papá Noel activista y un enorme pollo inflable aparecieron en pleno centro de Tokio para denunciar el maltrato animal en granjas avícolas que abastecen a KFC en Japón, un país donde consumir pollo frito en Navidad se ha convertido en una arraigada tradición desde hace décadas, informó la agencia EFE.
“Regala vida a los pollos. ¡Hazte vegano!”, decía el cartel sostenido por el Papá Noel, acompañado por el ave inflable de tamaño humano, adornada con un gorro navideño y motivos luminosos típicos de la temporada. La puesta en escena despertó curiosidad entre transeúntes y clientes que pasaban por la zona.
La protesta coincidió con el inicio de las celebraciones navideñas en Japón, donde cada año miles de personas acuden a los establecimientos de la cadena de comida rápida para comprar el ya tradicional menú de pollo frito.

PETA recordó que hace años documentó prácticas de maltrato en una granja proveedora de KFC en Japón: empleados que pateaban a las aves, les retorcían el cuello antes de despellejarlas vivas, las abrían en canal o las dejaban morir lentamente en contenedores de basura, según sus registros.
Con esta nueva intervención, la organización animalista busca “señalar la crueldad escondida tras la cadena de suministro de pollo de la compañía” y animar a los consumidores a optar por alternativas veganas, que considera más éticas y sostenibles.
“Los pollos sienten dolor y miedo igual que los humanos, y no quieren que los corten en pedazos para comer en Navidad ni en ningún momento del año”, recordó el presidente de PETA, Jason Baker.
La tradición japonesa de comer pollo frito en Navidad surgió en los años 70, cuando KFC comenzó a promocionar esta opción entre expatriados que tenían dificultades para encontrar pavo.
Con el tiempo, la costumbre se extendió entre la población local hasta convertirse en un clásico navideño en el país.
