La estrategia está impregnada de la filosofía “America First” con decisiones de seguridad guiadas “por lo que funciona para Estados Unidos”
La administración del presidente Donald Trump publicó este viernes su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, un documento que marca un giro drástico en la política exterior estadounidense y que ya genera tensiones con aliados históricos en Europa, informó el diario La Razón.
El texto, de 33 páginas, retrata a los socios europeos como debilitados, cuestiona la solidez de las alianzas transatlánticas y busca reposicionar a Estados Unidos como la potencia dominante del hemisferio occidental mediante una reinterpretación de la Doctrina Monroe.
La estrategia, obligatoria por ley y la primera desde el retorno de Trump al poder en enero, está impregnada de la filosofía “America First”. El documento afirma explícitamente que las decisiones de seguridad estarán guiadas “por lo que funciona para Estados Unidos”, dejando claro que la cooperación internacional ocupará un rol secundario frente a los intereses nacionales.
El pasaje más explosivo del informe es la descripción de la situación europea. Según la Casa Blanca, el continente enfrenta “la perspectiva de un borrado civilizatorio”, una afirmación sin precedentes en documentos oficiales de ese tipo.

La estrategia acusa a la Unión Europea y a otros organismos transnacionales de socavar la soberanía nacional, critica las políticas migratorias, denuncia una supuesta “censura de la libertad de expresión” y alerta sobre el desplome de las tasas de natalidad.
“Si las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos”, advierte el documento, que incluso pone en duda la futura capacidad militar y económica de algunos Estados aliados para seguir siendo socios fiables de Washington.
El texto sugiere además que Estados Unidos ve con simpatía el auge de los partidos nacionalistas y de extrema derecha en Europa. “El creciente influjo de partidos patrióticos europeos es motivo de optimismo”, señala, en una alineación ideológica explícita con formaciones que cuestionan la integración europea y defienden restricciones severas a la migración.
La estrategia incluso coquetea con elementos del discurso conspirativo conocido como el “gran reemplazo”, al afirmar que algunos miembros de la OTAN podrían convertirse en sociedades “de mayoría no europea” en pocas décadas.
Las reacciones iniciales desde Europa fueron cautas. La portavoz jefe de la Comisión Europea, Paula Pinho, indicó que estaba al tanto de la publicación del documento, aunque aún no había tiempo para analizarlo en detalle.

El documento critica también la “inestabilidad” de algunos gobiernos europeos y sostiene que eso estaría afectando su capacidad para diseñar una política realista respecto a la guerra en Ucrania, en un momento en el que el continente teme un eventual pacto entre Washington y Moscú que deje a Kiev en una posición vulnerable.
Pese al tono hostil hacia Europa, la Casa Blanca reconoce que es de interés vital para Estados Unidos que termine la guerra en Ucrania, que ya se ha prolongado por casi cuatro años. Más llamativo aún es que la estrategia insiste en la necesidad de “restablecer la estabilidad estratégica con Rusia”, sugiriendo que Washington buscará recomponer su relación con Moscú tras años de tensiones.
Ese enfoque contrasta con el de la administración Biden, que priorizó la revitalización de la OTAN y el apoyo incondicional a Ucrania. También contrasta con los mensajes contradictorios que Trump ha enviado durante el conflicto, generando incertidumbre en las capitales europeas.
Reinterpretación de la Doctrina Monroe
La estrategia revela un tercer eje central: La ambición de reforzar la hegemonía estadounidense en el hemisferio occidental. El documento introduce lo que denomina el “Corolario Trump” a la Doctrina Monroe, la política de 1823 que buscaba impedir la intervención europea en América Latina.
Lejos de reducir su presencia militar, el texto anuncia una “reimaginación” del despliegue estadounidense en la región, con operaciones focalizadas contra carteles y el uso, cuando sea necesario, de “fuerza letal” para asegurar la frontera.
La administración ya ha llevado a cabo ataques contra presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico oriental, y ha evaluado acciones militares en Venezuela.
Ese giro reafirma que, pese a la retórica de “no intervención”, Trump apuesta por mantener un papel profundamente activo en América Latina, priorizando la seguridad fronteriza y la contención de actores que considera adversarios.
La Estrategia de Seguridad Nacional publicada este viernes es una de las declaraciones más explícitas de la visión global de Trump: Un mundo dividido entre naciones fuertes y soberanas frente a instituciones transnacionales debilitadas; un Estados Unidos que aplica fuerza unilateral cuando lo considera necesario, y un continente europeo que, según la Casa Blanca, vive una crisis de identidad que amenaza su futuro.
