Homenajes, actividades familiares y un impulso económico, marcan una de las fechas más emotivas del calendario panameño
Panamá celebra este lunes el Día de la Madre, una de las festividades más arraigadas y emotivas del país, en la que miles de familias se reúnen para rendir homenaje a las mujeres que sostienen los hogares y marcan el rumbo de cada generación.
La fecha, que coincide con la celebración católica de la Inmaculada Concepción, se ha consolidado como un símbolo de unión, gratitud y tradición nacional.
Desde tempranas horas, iglesias, parques y cementerios reciben a familias completas que acuden a agradecer, recordar y honrar a sus madres. Las parroquias preparan misas especiales, mientras que en distintos barrios se organizan serenatas, convivios y actos comunitarios en los que la figura materna ocupa el lugar central. En las últimas décadas, esta jornada también se ha convertido en una oportunidad para reflexionar sobre el rol de la mujer en la sociedad panameña y su aporte al desarrollo del país.
El comercio también se activa con fuerza. Floristerías, restaurantes, tiendas por departamento y centros comerciales, han reportado un incremento en la demanda desde el fin de semana, impulsado por promociones especiales y el regreso de actividades familiares presenciales. Las ventas de arreglos florales, joyería y electrodomésticos, encabezan las preferencias, mientras que los restaurantes se preparan con menús especiales y reservas completas.
Para muchas familias, el Día de la Madre es más que un festejo: es un ritual que implica reencontrarse con parientes, viajar a otras provincias y mantener vivas costumbres que han pasado de generación en generación. En los hogares panameños es común preparar comidas típicas, organizar almuerzos multitudinarios o dedicar parte del día a visitar a las madres que ya no están, llevando flores y mensajes de amor a los cementerios.
En medio de un contexto nacional marcado por retos sociales y económicos, la celebración de este lunes representa un respiro emocional y una oportunidad para reconocer el trabajo silencioso, constante y profundo de las madres panameñas. Entre abrazos, canciones y oraciones, el país vuelve a detenerse por un día para rendir tributo a quienes han sido, y continúan siendo, el corazón de cada familia.