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Kast mantiene clara ventaja para la segunda vuelta en Chile

Kast mantiene clara ventaja para la segunda vuelta en Chile
José Antonio Kast en Santiago (Chile). ALBERTO VALDÉS (EFE)

La izquierdista, Jeannette Jara, apuesta por movilizar al electorado progresista de cara a los comicios de este domingo

La campaña presidencial chilena vive sus días decisivos en medio de una polarización que se refleja en los tonos de campaña: Mientras José Antonio Kast (ultraderecha) modera su discurso, Jeannette Jara (ultraizquierda) intensifica la agresividad de sus mensajes, informó el diario La Razón.

La primera vuelta dejó un mapa electoral incierto, un votante cansado de la política tradicional y a Franco Parisi, un actor inesperado cuya irrupción sigue dando de qué hablar.

El economista, radicado en Estados Unidos hace años, sorprendió al instalarse en el podio con cerca del 20% de los votos, desplazando a candidaturas históricas e incluso más “seguras” según las encuestas previas como la de Evelyn Matthei, acumulando una cantidad de votos que ahora se presenta como la gran incógnita electoral.

Parisi confirmó, tras la primera vuelta, que no apoyaría a ningún candidato, dejando a miles de sus votantes sin una orientación clara, lo que abrió un espacio de incertidumbre para Kast y Jara, quienes están aún en la carrera política.

Combo de fotografías de los candidatos a la Presidencia de Chile Jeannette Jara y José Antonio Kast. EFE/ Elvis González/ Ailen Diaz

Su electorado, diverso y difícil de clasificar, reúne desde jóvenes desconfiados de las instituciones hasta trabajadores independientes, personas molestas con la clase política y votantes que no se sienten representados por nadie. Ese grupo se convirtió, desde los resultados de la primera votación, en un porcentaje codiciado en la campaña.

Mientras tanto, los comandos de Kast y Jara afinan sus últimas estrategias. En el caso de Kast, su equipo ha centrado la recta final en reforzar los ejes que son relevantes para los chilenos: Seguridad, migración, control fronterizo y una promesa de orden institucional.

Su mensaje apunta con fuerza a quienes sienten que el país vive un ciclo de descontrol y que se requieren definiciones más duras. Lo anterior se da en un escenario fructífero, dada la deficiente gestión de la actual administración de Gabriel Boric.

Esa narrativa, instalada desde hace años, ha encontrado eco en un sector amplio de la población, especialmente en zonas urbanas que perciben un aumento de la delincuencia y la presencia de crimen organizado.

Jara, en tanto, enfrenta un panorama más complejo. Para llegar competitiva al balotaje, necesita sostener al electorado oficialista, marcado por el desgaste del gobierno actual, pero también conectar con sectores moderados que buscaron alternativas de centro en primera vuelta.

Su discurso se ha orientado a la protección social, equidad y fortalecimiento del Estado. Insiste en que el país no puede retroceder en derechos y que la seguridad debe abordarse en forma integral, combinando investigación, tecnología y prevención.

La última medición de Cadem para la segunda vuelta, difundida por el portal chileno Ex-Ante, ubica a Kast con un 58% de intención de voto frente al 42% de Jara al considerar únicamente los votos válidos, marcando una ventaja cercana a los 16 puntos para el candidato de derecha.

En la base total, que incluye indecisos y votos nulos o blancos, la encuesta lo sitúa alrededor del 50%, mientras que la candidata oficialista alcanza algo más del 34%, configurando un escenario de claro predominio conservador.

Cada una de estas visiones conecta con sensibilidades distintas: Sectores empresariales y algunos gremios ven con mayor simpatía a Kast, mientras trabajadores organizados y actores del sector público se muestran más alineados con Jara.

Otro elemento central ha sido la movilización territorial. A diferencia de campañas anteriores, esta segunda vuelta se juega tanto en televisión como en redes sociales, pero sobre todo en terreno. Ambos comandos intensificaron sus visitas a regiones para ganar votos de las personas “de a pie”. En un país donde la confianza institucional sigue en niveles bajos, el contacto personal y la proximidad del mensaje se han convertido en un recurso electoral valioso.

La contienda entre Kast y Jara refleja una encrucijada profunda entre un modelo que promete orden, control y mayor rigor institucional, y otro que busca ampliar derechos, fortalecer políticas sociales y reactivar un sentido de comunidad. La eterna pelea entre la derecha vs la izquierda.

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