“Mañana tendré que hacer una llamada telefónica”, dijo en un acto político en el Estado de Pensilvania, después de hablar de los nuevos enfrentamientos entre ambos países
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado que llamará a los líderes de Tailandia y Camboya, que han vuelto a enfrentarse en la frontera, la mayor escalada desde julio de un histórico conflicto que ahora deja más de una decena de fallecidos y medio millón de desplazados, informaron medios de prensa internacional.
“Mañana tendré que hacer una llamada telefónica”, dijo Trump en un acto político en el Estado de Pensilvania, después de hablar de los nuevos enfrentamientos entre los Ejércitos de ambos países, que comenzaron el domingo y han ido agravándose hasta hoy.
Entre aplausos de simpatizantes, el mandatario afirmó que hará las llamadas a los dirigentes de sendos países y detendrá una guerra “entre dos países muy poderosos”, en alusión a Tailandia y Camboya, ambos en vías de desarrollo y afectados por las medidas proteccionistas de Trump.
El conflicto territorial entre las dos naciones, que comparten más de 800 kilómetros de una frontera cartografiada por Francia, cuando ocupaba lo que ahora es Camboya (entonces Indochina), afecta a varios templos hinduistas que ambos países consideran parte histórica de su nación y emerge de forma esporádica.

Trump se vanagloria de haber mediado y puesto fin -momentáneo- a la última oleada fuerte de violencia el pasado julio, cuando en pocos días medio centenar de personas murieron por unos enfrentamientos que ambas partes se acusaron de empezar, y que costó el liderazgo a la entonces primera ministra, Paetongtarn Shinawatra.
Si bien el republicano anunció con grandilocuencia un “Acuerdo de Paz” junto al camboyano Hun Manet y al sustituto de Shinawatra, Anutin Charnvirakul, durante una cumbre del Sudeste Asiático el pasado octubre en Kuala Lumpur, ya entonces la vaguedad del mismo y su escasa afectación en los asuntos territoriales que enfrentan a las naciones hizo prever que no surtiera efecto a largo plazo.
Unos dos meses después, los ejércitos han vuelto a enfrentarse en algunas de las mismas zonas fronterizas que en julio, sin claridad en cuanto al detonante y entre acusaciones mutuas de haber comenzado el conflicto, cuando ambos Gobiernos apelan al patriotismo mientras atraviesan crisis de credibilidad por distintos motivos.
Este miércoles, continuaron los enfrentamientos, con un saldo de al menos 13 fallecidos y más de 100 heridos.
En Camboya, el total de civiles fallecidos subió hoy de siete a nueve, con medio centenar de heridos, dijo a EFE el ministro de Información, Neth Pheaktra.
Aunque Nom Pen no publica el número de militares afectados, medios locales reportan al menos dos soldados fallecidos, dato no confirmado oficialmente.
En Tailandia, el ejército confirmó que otro de sus miembros falleció por ataques camboyanos, lo que eleva a cuatro el total de muertos en el país, todos militares.
Asimismo, al menos 68 personas resultaron heridas en el lado tailandés de la frontera desde el domingo, cuando empezaron las refriegas por las que más de 400,000 ciudadanos han tenido que abandonar sus hogares en Tailandia, y cerca de 128,000 en Camboya.
