La decisión de la UNESCO pone fin a una disputa con Argelia y reconoce la prenda como símbolo identitario
Marruecos celebra con entusiasmo la decisión de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) de inscribir el caftán marroquí en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, un reconocimiento que el país considera un homenaje directo a su identidad nacional. La resolución fue aprobada en Nueva Delhi por el Comité del Patrimonio Cultural Inmaterial, informó la agencia EFE.
La candidatura estuvo marcada por tensiones diplomáticas con Argelia, con la que Marruecos mantiene relaciones rotas desde el 2021.
Antes de la votación, la delegación argelina intentó introducir referencias a una supuesta herencia compartida del caftán, pero finalmente retiró la propuesta, despejando el camino para la inscripción exclusiva de la prenda marroquí.
“Es un reconocimiento internacional. Hemos firmado muchas peticiones para defender este patrimonio y obtener este reconocimiento”, afirmó la diseñadora marroquí Samira Hadouchi.
El caftán es considerado la máxima expresión de elegancia en Marruecos y su influencia en la moda internacional es evidente desde que Yves Saint Laurent, enamorado del país magrebí, lo llevó a la alta costura en los años 60.
Más tarde inspiró a figuras como Oscar de la Renta, Valentino, Jean Paul Gaultier o Elie Saab, consolidando su posición como prenda de lujo en el mundo árabe y en mercados occidentales.
“Los extranjeros se esfuerzan por tener un caftán marroquí como pieza esencial en su armario”, añadió Hadouchi.
Esta prenda tradicional suele acompañarse con un cinturón llamado hezam o mdamma, de tela o metal noble. Es un elemento indispensable en bodas, celebraciones familiares, fiestas religiosas y recepciones oficiales.
El caftán tiene múltiples variantes, desde la pieza única clásica hasta la “takchita”, un vestido de dos capas considerado el más glamuroso y que requiere una gran cantidad de tela y trabajo, su confección puede tomar desde una semana hasta varios meses, dependiendo del diseño, del nivel de bordado y de si se elabora totalmente a mano.
En su creación intervienen numerosos artesanos: quienes diseñan, cortan, cosen, bordan y rematan con la sfifa y los oqad -la banda decorativa y los botones trenzados característicos-.
Lejos de quedar anclado en la tradición, el caftán ha sido modernizado para conquistar al público joven, colores renovados, cortes más ligeros y bordados adaptados a las tendencias globales. En redes sociales como Instagram y TikTok, jóvenes marroquíes muestran cómo transforman caftanes “vintage” de madres y abuelas para darles una nueva vida.
El precio de un caftán oscila entre $215 y $2,150, pero quienes no pueden adquirir uno nuevo optan por alquilarlo. “Alquilar un caftán cuesta entre $19 y $87”, explicó una comerciante de Tetuán, quien destacó que las clientas buscan modelos únicos, ya que en las celebraciones nadie quiere coincidir con otra persona vistiendo uno igual.
Con esta decisión, la UNESCO reconoce no solo una prenda, sino una tradición viva que combina memoria, creatividad, artesanía y orgullo nacional.
Para Marruecos, el caftán es mucho más que un vestido, es un símbolo de identidad que ahora queda consagrado como patrimonio de toda la humanidad.