El Primer Ministro Rehusó disculparse, en repetidas ocasiones fustigó a los legisladores por aprobar una “ley de rendición” que le obligaría a solicitar un nuevo aplazamiento del Brexit.
El primer ministro británico, Boris Johnson, se enfrentaba el jueves a un alud de críticas por un comentario sobre el asesinato de una diputada opositora hace tres años en pleno debate del Brexit y su provocadora oratoria, calificada de irresponsable e incendiaria.
“Ayer (…) se pronunciaron palabras airadas, el ambiente era tóxico”, lamentó el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, quien llamó a los diputados a “tratarse como oponentes y no como enemigos”.
Johnson pasó a la ofensiva el miércoles cuando los diputados regresaron al trabajo, en una sesión marcada por violentos choques verbales, tras la anulación por la justicia de su decisión de cerrar el parlamento hasta las semanas previas a la fecha fijada para el Brexit.
Rehusó disculparse, en repetidas ocasiones fustigó a los legisladores por aprobar una “ley de rendición” que le obligaría a solicitar un nuevo aplazamiento del Brexit y afirmó que “no traicionaría” el mandato del pueblo de abandonar la Unión Europea.
Pero la polémica estalló cuando Johnson dijo que la mejor manera de honrar a Jo Cox -diputada proeuropea asesinada por un eurófobo durante la campaña del referéndum de 2016- “sería, creo, llevar a cabo el Brexit”.
“Me enferma que el nombre de Jo se use de este modo”, tuiteó su esposo Brendan, quien en declaraciones a la radio BBC criticó el jueves el lenguaje “irresponsable” utilizado por políticos de ambos bandos, acusándolo de exacerbar las divisiones sociales sobre la salida británica de la UE.
El líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, acusó a Johnson de utilizar un lenguaje “indistinguible del de la extrema derecha”.
E incluso algunos miembros del gubernamental Partido Conservador parecían desconcertados: “en un momento de sentimientos encontrados, todos debemos ser conscientes del impacto de lo que decimos en quienes nos observan”, dijo el ministro de cultura y medios de comunicación, Nicky Morgan.
La seguridad tuvo que ser incrementada en los últimos meses para proteger a una serie de diputados que denunciaron haber recibido amenazas de muerte por sus posiciones sobre el Brexit.