En abril de 2018, Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Facebook, habló ante el Congreso sobre un plan ambicioso para compartir enormes cantidades de publicaciones, enlaces y otros datos de los usuarios con investigadores de todo el mundo a fin de que pudieran estudiar y denunciar la desinformación en el sitio.
“Nuestro objetivo es enfocarnos en proporcionar ideas tanto para prevenir la interferencia en 2018 y los próximos años, como para responsabilizarnos”, les dijo Zuckerberg a los legisladores que le preguntaron sobre la interferencia rusa en el sitio durante las elecciones presidenciales de 2016. También afirmó que esperaba que “los primeros resultados” se vieran a fines de ese año.
Sin embargo, casi dieciocho meses después, muchos de esos datos aún no están disponibles para los académicos porque Facebook declaró que ha tenido dificultades para compartir la información y, a la vez, proteger la privacidad de los usuarios. Además, se espera que la información que la empresa comparta sea mucho menos exhaustiva de lo que originalmente se anunció.
Los investigadores afirmaron que, como resultado de lo anterior, es posible que el público tenga un conocimiento escasamente más amplio sobre las campañas de desinformación en la red social para la elección presidencial de 2020, en comparación con el que tenía en 2016. Siete organizaciones sin fines de lucro que han ayudado a financiar las iniciativas de investigación, entre ellas la Fundación Knight y la Fundación Charles Koch, incluso han amenazado con suspender su participación.
BuzzFeed News ha informado sobre las inquietudes de los investigadores respecto a los retrasos en el proyecto de intercambio de datos de Facebook.
“Silicon Valley tiene la obligación moral de hacer todo lo posible para proteger el proceso político estadounidense”, afirmó Dipayan Ghosh, investigador en el Centro Shorenstein de la Universidad de Harvard y exasesor en materia de privacidad y políticas públicas en Facebook. “Necesitamos que los investigadores tengan acceso a la información para que analicen qué fue lo que falló”.
Las campañas de desinformación política han seguido creciendo desde la campaña electoral de 2016. La semana pasada, los investigadores de la Universidad de Oxford dijeron que el número de países en los que circulaban campañas de desinformación se duplicó a 70 en los últimos dos años, y que Facebook seguía siendo la plataforma principal para la difusión de esas campañas.
No obstante, si bien los ejecutivos de las empresas manifiestan el deseo de prevenir la propagación de publicaciones y fotografías deliberadamente falsas en la red social, por mucho la más grande del mundo, también se enfrentan a múltiples cuestionamientos sobre su capacidad para mantener segura la información privada de las personas.
El año pasado, las revelaciones de que Cambridge Analytica, una firma de consultoría política, había recopilado los datos personales de hasta 87 millones de usuarios de Facebook detonó una gran protesta en Washington. En los meses posteriores al escándalo, Facebook eliminó muchos de los canales más comunes por los que los investigadores tenían acceso a la información de los más de 2000 millones de personas que usan el servicio. En julio de este año, también accedió ante los reguladores federales a pagar 5000 millones de dólares por el mal manejo de la información personal de los usuarios.
“Por un lado, es difícil porque la cantidad de datos es enorme y Facebook tiene inquietudes en torno a la privacidad”, explicó Tom Glaisyer, presidente del grupo de las siete organizaciones sin fines de lucro que apoyan los esfuerzos de investigación.
“Sin embargo, para ser honestos, nuestra plaza pública digital no parecer estar beneficiando a nuestra democracia”, opinó Glaisyer, quien también es director general del Fondo para la Democracia, un grupo apartidista que promueve la seguridad electoral.
El año pasado, tres meses después de que Zuckerberg habló en Washington, Facebook anunció sus planes de proporcionar a investigadores aprobados información detallada sobre sus usuarios, como su edad y ubicación, las publicaciones falsas que han aparecido en sus muros e incluso las afiliaciones ideológicas de sus amigos. Decenas de investigadores presentaron solicitudes para obtener la información.
La empresa se asoció con una comisión independiente de investigación, Social Science One, que se había establecido para esta iniciativa, a fin de determinar qué información se podía enviar a los investigadores. Facebook y Social Science One también contrataron al Social Science Research Council, una organización independiente sin fines de lucro que supervisa investigaciones internacionales de ciencias sociales, para que revisara las solicitudes de los académicos y realizara una revisión paritaria y otra ética de sus propuestas de investigación.
No obstante, los expertos en privacidad que Social Science One integró al proyecto de inmediato expresaron inquietudes por la posibilidad de divulgar demasiada información personal. En respuesta a esto, Facebook comenzó a tratar de aplicar lo que se conoce en estadística y análisis de datos como “privacidad diferencial”, en la que los investigadores pueden saber mucho sobre un grupo a partir de los datos, pero no saber prácticamente nada sobre un individuo en particular”. Es un método que han adoptado los directores de la Oficina del Censo y que Apple ha promovido.
Facebook aún está trabajando en esa estrategia, pero los investigadores afirmaron que, aunque la empresa les entregue los datos, el conocimiento que podrán extraer sobre la actividad en la red social será mucho más limitado de lo que tenían planeado.
“Nosotros y Facebook hemos aprendido lo difícil que es crear” una base de datos que no solo cuente con controles para proteger la privacidad, sino que también sea de “gran escala”, dijo Nate Persily, profesor de Derecho en la Universidad de Stanford y cofundador de Social Science One.
Facebook mencionó que los investigadores tenían acceso a otros conjuntos de datos, incluidos los de su archivo de publicidad y los de Crowdtangle, una herramienta que da seguimiento a las noticias y es propiedad de Facebook. Dos investigadores comentaron que visitaron en junio, junto con otros colegas, las oficinas centrales de Facebook en California para aprender cómo analizar los conjuntos de datos disponibles.
Tanto Facebook como Social Science One dijeron que, a la larga, seguirán poniendo más datos a disposición de los investigadores. En septiembre, ambos liberaron 32 millones de enlaces que incluían datos sobre si los usuarios habían etiquetado millones de publicaciones como noticias falsas, mensajes no deseados o discursos de odio, o si las organizaciones de verificación de datos habían puesto en duda la veracidad de las publicaciones. También incluían el número de veces que los artículos se compartían públicamente y los países en donde los artículos se compartían más.
La iniciativa de Facebook es un “avance tremendo”, dijo Joshua Tucker, profesor en la Universidad de Nueva York que estudia la propagación del contenido polarizador en múltiples plataformas. “A largo plazo, si se implementan con éxito los métodos que permitan dar a conocer esta clase de datos para investigaciones externas, tendrán un impacto muy positivo”.
No obstante, otros investigadores expresaron que las bases de datos existentes son muy limitantes. Algunos dijeron que las preocupaciones de Facebook respecto de la privacidad son exageradas.
Ariel Sheen, estudiante de doctorado en la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, Colombia, cuyo equipo de investigación ha pasado el proceso de aprobación de Social Science One, pero todavía no ha recibido los datos, afirmó que su grupo ha descubierto indicios de una extensa campaña coordinada en Venezuela.
Su equipo cree que ha encontrado más de 3000 cuentas falsas de Facebook que aún están activas —perfiles administrados por personas que se hacen pasar por otras, por ejemplo— y que están difundiendo información falsa. Sheen dijo que las cuentas están vinculadas con Telesur, una cadena de televisión latinoamericana financiada en gran medida por el gobierno venezolano.
Sin embargo, como Facebook no les ha proporcionado los datos originales ya descritos, Sheen dijo que la labor de su equipo no puede proceder según lo previsto.
“Consideramos que es imprescindible que nuestra investigación continúe tal como se había acordado con Facebook en un inicio”, comentó.