Empresas extranjeras han querido tener acceso a China, el país más poblado del mundo y la segunda mayor economía del planeta. En el caso del banco más importante de Alemania, Deutsche Bank, cuando puso la mira en China hace casi veinte años, por desgracia ya era tarde y la competencia era feroz.
Un trabajo de investigación de The New York Times y el periódico alemán Süddeutsche Zeitung reveló que, para llegar al nivel de sus competidores, Deutsche Bank tuvo que encontrar atajos y optar por una aplicación laxa de algunas reglas. Pagó millones de dólares a asesores chinos que tenían acceso a políticos, contrató a decenas de familiares del Partido Comunista en el poder y agasajó a algunos miembros de la élite política con lujosos regalos, según documentos confidenciales del banco que contienen hojas de cálculo, correos electrónicos, transcripciones de entrevistas con altos ejecutivos e informes de investigaciones internas.
Un vocero del banco se rehusó a responder preguntas específicas sobre los documentos. En una declaración por escrito, Deutsche Bank señaló que “investigó a fondo ciertas conductas del pasado y las reportó a las autoridades”. También indicó que había mejorado sus “políticas y sistemas de control y, en los casos en que se identificaron problemas, se tomaron las medidas pertinentes”.
“Se trata de sucesos ocurridos hace mucho tiempo, con fechas tan lejanas como 2002, con los que ya lidiamos”, subrayó la declaración.
Esta investigación dejó claros los siguientes seis puntos.
EN CHINA, LO MÁS IMPORTANTE ES TENER CONEXIONES
Al igual que otros bancos de inversión, Deutsche Bank muy pronto se percató de cuán vitales eran las relaciones para concretar negocios en China, en particular con la élite del Partido Comunista, que controlaba la mayoría de los activos del país.
Joseph Ackermann, quien estuvo al frente de Deutsche Bank entre 2002 y 2012, decidió recurrir a Lee Zhang, quien tenía contactos por haber trabajado en Pekín en las oficinas de su rival Goldman Sachs, para que le ayudara a reducir la brecha con la competencia. Cuando Zhang se incorporó a Deutsche Bank, no perdió tiempo. Pronto logró que el banco participara en algunas de las ofertas públicas más importantes de las empresas estatales de China.
Zhang encabezó un rápido giro total. Ackermann, cuyo banco casi no había tenido presencia en China en un principio, después de solo dos años ya tenía reuniones con Jiang Zemin, presidente del país en ese entonces. El banco también cubrió los gastos de algunos juegos de golf con invitados muy distinguidos, como el hijo de Wen Jiabao, primer ministro de China en esa época.
“Me presentó a muchísimas personas”, aseveró Ackermann en una entrevista.
En 2006, Deutsche Bank desempeñó un papel destacado en la oferta pública inicial del Banco Industrial y Comercial de China, la más alta del mundo en ese tiempo. Como resultado, el banco no solo recibió muchísimo dinero, sino también afianzó una postura que le permitía alardear de su influencia en China. Para 2011, se colocó en el primer lugar de la clasificación que prepara Bloomberg de los bancos encargados de ofertas públicas iniciales en China y Asia, fuera de Japón.
REGLA NÚMERO UNO: CUBRIR DE REGALOS A LA ÉLITE POLÍTICA
Deutsche Bank entregó obsequios con un valor de más de 200.000 dólares a funcionarios chinos y sus familiares, así como a ejecutivos de las principales empresas del Estado, según muestran los documentos.
Jiang, presidente chino en ese entonces, recibió un sistema de sonido Bang & Olufsen. El primer ministro Wen recibió un caballo de cristal, el animal que representa su signo del Zodiaco chino. Otros ejemplos de regalos son una botella de vino Château Lafite Rothschild cosecha 1945, abrigos de casimir, palos de golf y estancias en hoteles de lujo. En los documentos internos incluso se menciona un asiento de automóvil valuado en 3977 dólares, que se obsequió a un alto ejecutivo de la gigante petrolera estatal PetroChina.
“Dijeron que era lo que hacían Goldman y JPMorgan, por eso era conveniente que también nosotros lo hiciéramos”, explicó Ackermann. “No creo que Wen Jiabao se dejara influir por un obsequio de unos cuantos miles de dólares”.
REGLA NÚMERO DOS: PAGAR ASESORES QUE CONSIGAN ACCESO
Cuando Deutsche Bank quiso comprar una participación significativa en un banco chino en 2005, contrató a un asesor de nombre Huang Xuhuai. Huang le ayudó a obtener información sobre las propuestas de la competencia, gracias a lo cual Deutsche Bank pudo hacer la oferta ganadora. Huang recibió como pago más de dos millones de dólares. Aunque el banco sabía que Huang tenía relaciones cercanas con la familia del primer ministro, Wen, lo que podría generar sospechas, lo contrató de nuevo y le pagó tres millones de dólares por sus servicios.
El banco efectuó pagos por un valor superior a catorce millones de dólares a siete asesores que le ayudaron a concretar acuerdos con empresas del Estado.
REGLA NÚMERO TRES: CONTRATAR A LOS HIJOS DE LA ÉLITE POLÍTICA
Deutsche Bank hizo muchísimas contrataciones. Decenas de empleados nuevos eran jóvenes, sin experiencia y con muy buenos contactos, según ciertas hojas de cálculo preparadas por abogados del banco. Un ejecutivo de alto rango comentó acerca de uno de ellos: “Quizá sea uno de los peores candidatos”. De cualquier forma, obtuvo el empleo. Sus padres eran altos ejecutivos de grandes empresas del Estado.
En un correo electrónico dirigido a algunos colegas, un empleado escribió acerca de otro solicitante: “No hay manera de que cubra nuestros estándares”. El candidato era hijo de Liu Yunshan, ministro chino de Propaganda en esa época, y recibió una oferta de empleo.
Por lo regular, incluso a los candidatos preparados se les evaluaba con base en sus conexiones. Un banquero señaló que otra candidata, Wang Xisha, cuyo padre es miembro del Comité Permanente del Politburó, tendría “acceso” a un fabricante de automóviles del Estado en Guangdong, donde su padre era funcionario de alto rango.
Una investigación interna del banco sobre diecinueve de estas contrataciones “por relaciones” descubrió que contribuyeron a generar 189 millones de dólares en ganancias para el banco.
“Es un país de relaciones”, comentó Ackermann en la entrevista. “Por supuesto que cultivamos relaciones con esas personas”.
SE DIERON SEÑALES DE ALARMA
Los documentos internos del banco muestran que, si bien los funcionarios de Deutsche Bank encargados del cumplimiento de normas no le pusieron alto a ciertas prácticas, algunos ejecutivos experimentados estaban intranquilos.
Por ejemplo, cuando se consideró la posibilidad de contratar los servicios de asesoría de Huang, la responsable del departamento de Compliance (Cumplimiento) del banco hizo notar varios puntos en un correo electrónico. “Me preocupa que este sujeto sirva de fachada para alguien más”, escribió Polly Lee, directora de Compliance en Hong Kong, a un ejecutivo de alto rango, Till Staffeldt.
Staffeldt después se convirtió en director de Operaciones Globales de Deutsche Bank, responsable del cumplimiento de normas y reglamentos y de la prevención de delitos financieros, puesto que conserva hasta la fecha.
A otros les preocupaban también las relaciones cultivadas por Zhang. El director de Banca de Inversión de Deutsche Bank en esa época escribió a sus abogados que “le espantaba la forma de hacer negocios de Lee Zhang y se preguntaba si andaba por ahí entregando sobres con dinero”, según consta en los documentos.
Un despacho de abogados contratado por el banco descubrió más adelante que las circunstancias en las que se contrató a Huang dispararon “señales de alarma” que podrían haber constituido contravenciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero.
DEUTSCHE BANK PAGÓ UNA MULTA RELATIVAMENTE BAJA
En agosto, Deutsche Bank pagó dieciséis millones de dólares para resolver las acusaciones de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por su sigla en inglés), la cual sostenía que había recurrido a acciones corruptas para obtener negocios en China y Rusia. No se obligó al banco a admitir ninguna acción inadecuada. Los documentos internos del banco muestran que el departamento Jurídico les había advertido a los ejecutivos que la SEC podía imponerles multas de más de 250 millones de dólares tan solo en relación con China.
Cuando le preguntaron sobre algunos documentos de Deutsche Bank que antes no se habían dado a conocer, Chandler Costello, vocera de la SEC, afirmó que “la SEC no hace comentarios con respecto a la información de ninguna investigación, pero, como siempre, reitera su compromiso de investigar cualquier violación a la ley federal de valores, independientemente de quién cometa la infracción y dónde”.
En respuestas por escrito a preguntas de The Times, Süddeutsche Zeitung y la televisora pública alemana WDR, Ackermann, el antiguo director ejecutivo del banco, declaró que le había dejado muy claro al personal del banco que “no vale la pena arriesgar la reputación del banco por ningún negocio”. Añadió que, a pesar de que ejerció presión sobre los empleados para aumentar los ingresos y las utilidades en China, “ningún tipo de presión puede usarse como pretexto para contravenir las normas y reglamentos en materia de cumplimiento ni la ley vigente”.