MADRID — La exhumación del antiguo dictador de España, el general Francisco Franco, programada para la próxima semana, será “una gran victoria para la democracia española”, sostiene Pedro Sánchez, presidente en funciones del gobierno de España, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Otros políticos españoles han criticado la decisión de sacar el cuerpo de Franco, pues la consideran un intento de reabrir viejas heridas de la sociedad española 44 años después del deceso del dictador y 80 años después de que este ganó la Guerra Civil, y de reforzar la campaña de Sánchez antes de las elecciones el 10 de noviembre.
Además, está el problema de los miles de personas que Franco enterró en el enorme conjunto monumental conocido como el Valle de los Caídos, enclavado en la sierra de Guadarrama en la Comunidad de Madrid. Muchos de los parientes de los otros fallecidos ahora esperan que la exhumación de Franco sea favorable para sus esfuerzos de enterrar a sus seres queridos en otros lugares.
Entre ellos está Fausto Canales, de 85 años, que con gran esmero indagó la historia de su padre y su tío, difuntos, y descubrió que ambos hermanos terminaron en el Valle de los Caídos por dos razones muy distintas.
El padre de Canales fue asesinado por fascistas simpatizantes de Franco en agosto de 1936, un mes después de que Franco y otros oficiales realizaron un golpe militar que se convirtió en una guerra civil de tres años. Su tío fue asesinado en enero de 1937 mientras peleaba como soldado del ejército de Franco.
“Exhumar a Franco es muy importante, pero esto debería hacer que nuestra sociedad se preocupe mucho más por los tantos que fueron enterrados en el mausoleo construido para la gloria del dictador de España sin el consentimiento, o siquiera el conocimiento, de sus familias”, opinó Canales en una entrevista realizada en su pequeño apartamento de Madrid.
“Si de verdad queremos sanar las heridas de nuestra guerra civil y construir una sociedad más instruida y una democracia española más profunda, tenemos mucho trabajo por hacer, que sin duda incluye dar una sepultura digna a todas las víctimas”, añadió Canales.
Los historiadores concuerdan en que a España aún le falta mucho por hacer para reconciliarse con sus últimos cien años.
“Franco, que era aliado de Hitler y Mussolini, es el único dictador que sigue enterrado en un sitio de honor, que además se mantiene con fondos públicos”, dijo José Álvarez Junco, un importante historiador español.
El Valle de los Caídos es uno de los sitios funerarios más grandes de Europa, donde yacen los restos de más de 33.000 personas, un tercio de las cuales no han sido identificadas. Muchos murieron peleando por Franco, pero otros fueron sus oponentes, incluyendo algunos prisioneros de guerra republicanos que fallecieron mientras trabajaban en la construcción del mausoleo, la cual duró 18 años.
Al tomar posesión en junio de 2018, Sánchez prometió exhumar a Franco “inmediatamente” como parte de un esfuerzo general de revivir la Ley de Memoria Histórica de España. Esta legislación fue aprobada en 2007 durante otro gobierno socialista, pero luego le dio carpetazo el gobierno conservador siguiente y le quitó el financiamiento estatal.
Uno de los principales objetivos de la ley era financiar la apertura de más de 2000 fosas comunes que se encuentran desperdigadas por España e identificar los cuerpos, que en su gran mayoría son de personas fallecidas durante la Guerra Civil.
Pero el plan de exhumación de Sánchez se convirtió en una batalla legal de un año con los descendientes vivos del dictador. Este mes, el Tribunal Supremo de España finalmente desestimó la impugnación de la familia y permitió al gobierno reubicar a Franco en el panteón donde está la cripta de su familia y descansa su esposa. El gobierno ha prometido transferir a Franco con fecha límite del 25 de octubre.
Canales lleva tiempo en una larga cruzada legal personal para obtener permiso de sacar los restos de su padre y su tío del Valle de los Caídos. Ahora está en espera de la última autorización necesaria para abrir las dos cajas donde se cree que están sus parientes. Se piensa que el padre de Canales está en la caja 198 y su tío en la 10.672, en otra cripta junto a los soldados que lucharon por Franco.
“Mi familia estuvo años viviendo con los rumores de que habían fusilado a mi padre, pero sin saber dónde, y mi madre siempre se ponía a llorar cuando alguien mencionaba su nombre”, dijo Canales.
“Sabíamos de mi tío porque tallaron su nombre en la fachada de la iglesia del pueblo, en una placa para los caídos en honor de Dios y España. Así que sabíamos que había muerto por Franco, pero la gente tenía mucho miedo de preguntar cómo exactamente”.
Álvarez Junco, el historiador, dijo que España se enfrenta a la difícil tarea de renovar el Valle de los Caídos tras la remoción de Franco. Sugirió que debería convertirse en un monumento laico, donde se dé un recuento histórico neutral que explique, por ejemplo, que los prisioneros de guerra trabajaron en su construcción.
“Es un lugar que contiene la esencia del régimen de Franco y que debería ser visitado como Auschwitz o ESMA”, dijo refiriéndose a la escuela naval de Buenos Aires que la dictadura argentina usó como centro de tortura.
No todos concuerdan. Pablo Casado, líder del Partido Popular, de oposición, dijo el mes pasado que él “no gastaría un euro” en exhumar a Franco. “Me preocupan más los dictadores vivos que los muertos. […] Me gustaría estar hablando de la España de mis hijos y no de la de mis abuelos”.