Grandes obrasf ueron realizadas por medio de redes generativas antagónicas (GAN).
La venta de un cuadro por 432.500 dólares tomó al mercado por sorpresa en octubre de 2018. Un año después, dos nuevas obras llegan a las subastas en Nueva York, testigo de un creciente interés por la alianza entre el arte y la inteligencia artificial.
Sotheby’s subastará este 15 de noviembre dos obras del colectivo francés Obvious, cuyo “La baronesa de Belamy”, de la misma serie que el “Retrato de Edmond de Belamy”, se vendió hace un año a un precio 60 veces superior a su estimación en Christie’s.
Una obra fue creada en el estilo del retrato clásico europeo, la otra de la estampa japonesa. Pero ambas fueron realizadas por medio de redes generativas antagónicas (GAN). Esta técnica basada en la inteligencia artificial genera imágenes hasta que el programa juzga el resultado suficientemente cercano al estilo original.
El mundo del arte aún no se recupera de la conmoción de octubre de 2018 y se pregunta hoy a qué precios se venderán la baronesa y “Katsuwaka of the Dawn Lagoon”.
Las estimaciones son modestas, de 20.000 a 30.000 dólares para el primero, y de 8.000 a 12.000 para el segundo.
“No esperamos un resultado tan grande como el año pasado”, advierte Pierre Fautrel, uno de los tres miembros de Obvious. “Solo queremos ver si hay personas que están dispuestas a comprar a estos precios, si el mercado va a seguir creciendo”.
“Estamos recién al comienzo”, estima Max Moore, responsable de ventas de arte contemporáneo de Sotheby’s en Nueva York. La venta del “Retrato de Edmond de Belamy” mostró “que había un mercado para ese tipo de obras”, dijo, “pero su profundidad no ha sido verdaderamente testeada”.
Obvious, que ya no es propietaria de las dos obras que se subastarán en Sotheby’s, podría haber vendido todos los cuadros que ya produjo, algunos al precio de 100.000 euros, pero rechazó varias ofertas.
“Preferimos vender menos caro con posibilidades de que la obra sea expuesta y que pueda beneficiar al número más grande de personas, antes que saciar un placer únicamente personal”, explica Fautrel.
– “No para todo el mundo” –
En la joven categoría “inteligencia artificial”, Obvious no es la firma más cotizada.
Según Steven Sacks, proprietario de la Galería bitforms en Nueva York, el mexicano-canadiense Rafael Lozano-Hemmer, que él representa, ya ha obtenido 600.000 dólares por una obra.
A diferencia del colectivo francés, la mayoría de las obras de este artista que utiliza la inteligencia artificial no son fijas e interactúan muchas veces con el espectador.
Otros artistas, como el alemán Mario Klingemann, con una obra que fue vendida en 40.000 libras en marzo en Londres por Sotheby’s, o Refik Anadol, de origen turco, están también en alza y exponen a través del mundo.
Sacks y varios artistas entrevistados por la AFP no apreciaron la venta del “Belamy” el año pasado, que según ellos consistió en un golpe de marketing.
“El hecho de que sea eso lo que fue elegido para representar la inteligencia artificial (en el arte) es un problema”, dijo Sacks, y subrayó que muchos artistas producían ya obras de inteligencia artificial antes del nacimiento de Obvious, hace dos años.
Muchos también reprochan la operación porque creen que dio la impresión de que la inteligencia artificial podía crear una obra sin asistencia humana, con el solo objetivo de imitar el arte producido por humanos.
“Un artista elige. Aligera, agrava. ¿Puede hacer eso un computador?”, pregunta Ronan Barrot, que colaboró con el artista digital británico Robbie Barrat en una exposición en forma de diálogo en París, “Infinite Skulls” (Calaveras infinitas), a inicios del año.
Hay un gran debate, pero Obvious asegura que ve a la inteligencia artificial como “una herramienta”, no como un fin en sí mismo.
Todo el mundo concuerda no obstante en que el mercado está creciendo. Sacks reconoce que la subasta de octubre de 2018 “atrajo la atención sobre este tipo de obras”.
“No pienso que este estilo sea para todo el mundo”, estima Max Moore, de Sotheby’s. “Pero comienza a atraer a muchas personas que no son forzosamente coleccionistas, pero que se interesan mucho en la tecnología detrás de la inteligencia artificial”.
Con sus telas, Obvious se inscribe en la tradición de objeto físico, a la cual se pliegan muchos coleccionistas tradicionales. Pero muchas obras de inteligencia artificial son virtuales y son accesibles solo a través de una pantalla.